Capítulo 17: Natalia

8 2 3
                                    


- ¿Eres el fantasma con el que hablamos el viernes?

En el fondo, Natalia no quería hacer aquella pregunta. De hecho, no sabia que pregunta hacer, se habia quedado en blanco cuando vio que el puntero se movía por el tablero, pero por un momento, no pudo evitar pensar que el fantasma con el que estaba hablando, era aquella figura delgada y carbonizada de ojos saltones. Era un pensamiento que le provocaba pavor, el hecho de recordar los ojos y la sonrisa de aquel espíritu hacia que quisiera arrancarse sus propios ojos para no volverlo a ver. Quizás no sea el.- Pensó.- No creo que sea el.

Pero lo era.

Cuando Natalia pronuncio aquellas palabras, el puntero comenzó a moverse, pasando varas veces, como habia hecho anteriormente, por el numero "8", y al rato, el puntero acabo parándose sobre la palabra "Yes" (SI).

Cuando Natalia vio que se trataba del mismo fantasma, sintió el impulso de salir corriendo de la habitación, pero algo la bloqueaba. Tenia miedo, pero no era eso lo que la bloqueaba, lo que la bloqueaba no sabia muy bien como definirlo, era una especie de fuerza invisible que la obligaba a quedarse quieta.

Al ver que no se podía mover, a pesar de tener miedo, decidió seguir jugando. No era algo que la convenciera mucho, pero es que no le quedaba otra. Sabia que el espíritu con el que se estaba comunicando le había provocado aquel bloqueo, y pensaba que no la liberaría, hasta que terminara de hablar con el.

Sabia que, el espíritu con el que estaba hablando, habia estado dentro de ello, ¿Pero para que? No lo sabia. Hizo algo, desde luego.- Pensó.- Si no, mis amigos no pensarían que se trataba de una broma. Pero Natalia no podía recordar lo que ocurrió, porque en aquel momento, no era consciente de lo que hacia.

Entonces, cogió aire, e intento aparentar serenidad, no quería que el espíritu la viera asustada porque sabia que la estaba viendo, sentía su presencia en la habitación, y una vez lo hizo, le pregunto, con un tono serio y calmado:

- ¿Eres un espíritu maligno?

Tras hacer aquella pregunta, el puntero dio varias vueltas en circulo, pasando siempre como si ya fuera rutina, por el numero ocho, a Natalia ya comenzaba a cansarle que pasara por aquel numero. 

Y entonces, después de dar varias vueltas por el tablero, se poso sobre la palabra "NO".

- ¡Y una mierda! - Exclamo Natalia, acojonada, sin creerse las palabras del espíritu.- ¡Si es verdad, ¿Por qué razón no te apareciste delante de mis amigos?! - Pregunto.- ¡¿Y porque razón te metiste dentro de mi?!

Entonces, el puntero, al escuchar sus palabras, volvió a dar varias vueltas por el numero ocho y después, se fue posando sobre las letras "B", "R", "O", "M", y, por último, la "A" formando la palabra:

- Broma.- Dijo Natalia, extrañada.- ¿Quieres decir que nos estaba gastando una broma?

Entonces, el puntero volvió a dar vueltas sobre el numero ocho, y luego se posó en la palabra "YES", y segundos después, se dirigió al "NO".

Natalia, al ver como el puntero había señalado amabas palabras, entendía que no había formular la pregunta correctamente. Entendió que el espíritu había intentado decirle "Si y No" a la vez, como si estuviera intentado decirle que no iba mal encaminada.

Natalia, al ver su respuesta, se quedo un rato en silencio, pensando, y al final, decidió volver a formular la pregunta, solo que, de una manera diferente:

- ¿Estabas gastándome una broma, a mi? Pregunto, aun mas extrañada que antes.

Entonces, el puntero comenzó a moverse, aunque esta vez, no dio vueltas en circulo por el tablero, ni paso por aquel dichoso numero. Esta vez, se desplazo muy lentamente desde la palabra "NO" hacia la palabra "YES".

- No lo entiendo.- Replico.- ¿Por que razón has querido gastarme una "Broma"?

- Acaso un padre no puede gastarle una broma a su hija. Añadió alguien de golpe, justo detrás de Natalia.

Natalia, al escuchar aquella voz, supo que la conocía. Supo que conocía a la persona que habia pronunciado aquellas palabras, y cuando oyó su voz, dejo de sentir aquella fuerza invisible que la bloqueaba.

Entonces, comenzó a girarse poco a poco, y vio, junto a la puerta de su habitación, a un hombre delgado, pálido, con bigote, con ojos y pelo castaño.

Natalia no daba crédito a lo que veía. Habia cumplido su deseo desde el viernes, y ella no lo sabia.

Habia conseguido contactar con su padre, y estaba tal y como lo recordaba.


La ouijaWhere stories live. Discover now