Capítulo 16: Natalia

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Domingo, 28 de abril de 2019

- ¡Dios mío! - Exclamo Natalia.- ¡Que peste!

Y era cierto, en su casa había un olor horrible y nauseabundo. El olor había empezado a aparecer el sábado, mas o menos sobre el mediodía. Cuando apareció, pensó que solo se trataba de su imaginación, porque no era un olor tan fuerte y horrible como el que había aquella tarde. Por la mañana, cuando descubrió que el hedor no formaba parte de su imaginación, y que además se había intensificado y estaba por toda la casa, decidió hablarlo con su madre, que no se había molestado en moverse de la cama desde entonces. Natalia no sabia si pensar si era algo bueno, o algo malo, porque cuando la veía, y hablaba con ella, parecía tener la misma energía que tenia antes de que se marchara con sus amigos para jugar a... Eso.

Cuando lo hablo con ella, su madre le dijo que seguramente se habría muerto alguna rata dentro de la pared, y que tendrían que aguantar el olor hasta el lunes, que seria el día en el que podrían avisar a un albañil para que rompiera la pared, y sacara el cuerpo de la rata.

Desde entonces, Natalia no tuvo mas remedio que soportar el olor mientras hacia todas sus tareas, entre ellas la de cuidar a su madre.

- ¿Necesitas algo, mama? Pregunto después de haber hablado respecto al hedor de la casa.

- No.- Respondió desde la cama.- Estoy bien, creo que aprovechare y me dormiré un rato.

- De acuerdo, si necesitas algo, estaré en mi habitación, haciendo los deberes.

Y una vez dijo eso, se marcho a su habitación con la idea de hacer los deberes, pero aquel pensamiento desapareció nada mas entro por la puerta de su habitación, porque nada mas entrar, en su cama, vio algo que la ultima vez no estaba allí, vio algo que ella no habia tenido nunca, algo que habia usado hace dos días, algo... Que le infundía respeto.

En su cama, se encontraba la Ouija de Abraham.

No entendía como la Ouija había llegado a su habitación, pero sabia que no la había robado, recordaba perfectamente que había salido de la casa de Abraham sin nada en las manos, al igual que recordaba como su amigo la había guardado en su habitación cuando terminaron de jugar. No había vuelto a ver a sus amigos, así que era imposible que ellos se la hubieran dado, pero si pensó que, probablemente, sus amigos se hubieran puesto de acuerdo para gastarle una broma, como había hecho ella, supuestamente. Pensó que, seguramente, sus amigos habían entrado en la casa, habían dejado la Ouija en su habitación y se habían escondido por la casa para asustarla, pero rápidamente, rechazo aquella idea. Su casa no era demasiado grande, y además, si sus amigos hubieran ido a su casa, cosa que no habían hecho, los habría escuchado. Que coño escuchado.- Se dijo mentalmente.- Tendría que haberles abierto la puerta.

No entendía como la Ouija habia llegado a su habitación, pero desde que la vio, solo quería hacer una cosa.

Tenia que jugar a la Ouija.

¿Por que razón?, No lo sabia, pero tenia que hacerlo.

Algo... Le obligaba a hacerlo.

Entonces, cerro la puerta de su habitación, y avanzo hacia su cama sin apartar la mirada del tablero, se sentó en ella, y mientras miraba a la Ouija, no pudo evitar recordar a la figura carbonizada y delgada que había visto estando en la casa de Abraham.

Sabia que, si jugaba, tendría posibilidades de volverla a ver, porque el juego no era falso, era real, y lo cierto es que no le agradaba la idea de volver a ver a aquel espíritu con aquellos ojos y con aquella sonrisa sobrenatural, pero entonces, se le paso por la cabeza la imagen de su padre, haciendo que otro pensamiento corriera por su cabeza. Algo que ella deseaba con todas sus fuerzas. Si la tabla funciona de verdad. - Pensó.- Quizás... Quizás pueda contactar con mi padre.

Entonces, puso sus manos sobre el puntero que se encontraba encima de la tabla, y repitió las palabras que dijo estando con sus amigos, aunque esta vez, con un tono mucho mas bajo, para que no la oyera su madre:

- Si hay algún espíritu en esta sala, que se manifieste.

Natalia a un lado y a otro, pensando que la figura carbonizada podría aparecer de repente, pero no apareció. Luego, dirigió su mirada hacia la tabla, y vio que no habia ocurrido nada.

- Si hay algún espíritu en esta sala, que se manifieste. Repitió.

Nada.

Y entonces, esta vez, con un tono mas alto, pero sin gritar, volvió a decir:

- ¡Si hay algún espíritu en esa sala, que se manifieste!

Y entonces, al tercer intento, el puntero comenzó a moverse.


La ouijaWhere stories live. Discover now