Capítulo 21: Eloy

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A las ocho y media de la mañana (Quince minutos antes de que Abraham descubriera que sus padres estaban muertos), Eloy se encontraba escondido entre dos coches que había aparcados en el final de su calle, esperando a que apareciera su hermano para asegurarse de que llegaba al autobús sin ningún problema.

Sabia que su hermano tenia que estar a las nueve en el colegio, así que, por pura lógica ( Y porque se lo había comentado su madre antes de salir), su hermano tendría que llega al autobús mas o menos sobre las nueve menos cuarto o las nueve menos diez. Cosa que, no le hacia mucha gracia en principio, porque le sobraba demasiado tiempo. Si volvía rápido, podía estar en el instituto sobre las nueve, pero sabia que eso no ocurriría, por dos razones. La primera, porque el instituto no dejaba entrar a los alumnos en medio de una clase, si querías entrar tenias que esperarte a la siguiente hora, y la segunda, porque el no iría al instituto para estar sentado delante de una puerta haza que empezara la segunda hora. Así que decidió, que cuando su hermano se montara en el autobús, se iría dando un paseo hacia el instituto, intentando hacer tiempo, para no llegar hasta las nueve y veinte por lo menos. Seguro que me da tiempo hasta de desayunar. Se dijo mentalmente mientras se asomaba para ver si veía a su hermano por la calle.

Y entonces, de repente y sin previo aviso, mientras seguía esperando a su hermano escondido en los coches, comenzó a sonarle el móvil.

Cuando le sonó, se agacho rápidamente, y lo saco de su bolsillo, y cuando lo hizo, vio que se trataba de Yeiko.

- ¿Qué raro? - Se pregunto extrañado, mientras veía el nombre de su amigo en la pantalla.- ¿Qué querrá?

Y automáticamente, desplazo el botón verde hacia la derecha, y se llevó el móvil a su oído.

- ¿Qué ocurre, Yeiko? Le pregunto.

- ¡Tío! - Exclamo.- ¡No te vas a creer lo que me ha pasado!

- Inténtalo.- Le pidió mientras se asomaba, y a lo lejos, veía la figura de un niño, pero aun no estaba lo bastante cerca como para asegurarse de que era su hermano.- Pero intenta ser breve, tengo algo que hacer.

- De acuerdo.- Dijo, y tras decir eso, se escucho como cogía aire desde el otro lado de la linea, lo echaba, y añadía, con una voz un poco elevada.- ¡Natalia me ha dicho que vaya a su casa!

Eloy al escuchar sus palabras, se quedo en silencio, sin saber que decir, porque no era algo tan sorprendente, de hecho, no lo era. Era cierto que Natalia no habia dejado nunca que entraran en la casa. Sabían donde vivían, pero nunca habían entrado, pero, aun así, no era nada sorprendente. ¡Y para eso me llamas! Pensó en decirle, pero final, todo quedo en un:

- ¿Y?

- ¡¿Como que, "Y"?! - Replico Yeiko.- ¡Natalia me ha pedido que vaya su casa!

- Pero es que no entiendo porque te alegras tanto.- Le comento, y luego, mientras recordaba que eran las ocho y media pasadas, añadió.- Oye, ¿Eres consciente de que llegáis tarde a clase?

- ¡Esa es la cuestión! - Respondió.- ¡Cuando estaba a punto de salir de mi casa, Natalia me ha llamado por teléfono, y me ha pedido que nos saltemos la primera hora de clase porque quiere que vaya a su casa!

Eloy al escuchar eso, comenzó a reírse.

- ¡Vale! - Exclamo mientras se reía.- ¡Ya veo por donde tira la cosa! - Y cuando consiguió serenarse un poco, añadió.- Crees que va a pasar algo, ¿Verdad?, Crees que se te va a declarar o que te la vas a tirar así, de gratis, ¿No?

- ¡No lo creo! - Exclamo.- ¡Lo se!, Deberías de haberla escuchado por teléfono, tenia una voz tan... Tan bonita, mas que de costumbre, y parecía que estaba... No se, parecía que estaba tonteando conmigo.

- ¡Sigue así! - Exclamo Eloy.- ¡Soñar es gratis!

- ¡Vete a la mierda! Exclamo Yeiko en broma, notándose en el tono de su voz que le habia hecho gracia el comentario de su amigo.

- Tío piénsalo, no tiene sentido.- Añadió Eloy.- No has pensando que a lo mejor sus padres podrían estar en casa.

- ¡Claro que lo he pensando! - Exclamo.- ¡¿Pero crees de verdad que me diría eso si estuvieran?!

Lo cierto es que no. Pensaba en decirle, pero antes de poder hacerlo, Yeiko se auto respondió:

- ¡Pues claro que no! - Exclamo-- ¡Además, me lo ha confirmado ella misma!

- Bueno, pero aun así no significa nada. De hecho, ni siquiera te has declarado aun.

- ¡¿Que crees que voy a hacer en su casa?! Le pregunto.

- Ya, ya, no soy imbécil.- Respondió.- Pero no sabes si te rechazara o no.

- Ya, pero tío quien sabe, de ilusión se vive.

- Bueno tío, era solo eso, quería que lo supieras.- Permaneció en silencio durante unos segundos, y al rato, añadió.- Si alguno de los profesores pregunta por nosotros dos, invéntate algo, ¿Vale?

- Lo siento Yeiko, pero yo tampoco iré la primera hora.

- ¿Y eso? Le pregunto.

Y al hacerle aquella pregunta, recordó lo que tenia que hacer, y se dio cuenta de que habia pasado demasiado tiempo hablando por teléfono.

- Tengo cosas que hacer.- Respondió rápidamente, con la idea de acabar la conversación.- Oye Yeiko, tengo que colgarte, te deseo mucha suerte con lo de Natalia.

- Gracias tío, ya nos veremos.

Y entonces, ambos colgaron, sin saber que no volverían a hablar entre ellos nunca mas.

Cuando colgó, Eloy volvió a guardarse su teléfono móvil en el bolsillo, y mientras lo hacia, una voz familiar, le dijo, desde su espalda:

- ¿Que ha-hades ahi ezcondido? (¿Qué haces ahí escondido?) 

Y entonces, Eloy se giro y vio a su hermano, entre medio de los dos coches.

- ¡Mierda! Exclamo al ver a su hermano.

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