•Por fin•

2.4K 145 3
                                    

La tristeza que sentía en este momento era horrible. Tenía una sensación de decepción de mí misma y enojo.

Llevábamos más de 6 meses queriendo tener un bebé, Enzo y yo estábamos súper ansiosos y deseosos de tener nuestro primer hijo juntos después de un año de casados y tres años de relación, pero ese momento no llegaba.

Estuvimos mucho tiempo buscando, y a medida que los meses pasaban nos sentíamos más frustrados porque no podía quedar embarazada. Llegó al punto de afectar nuestra relación y no dejarnos disfrutar de ese momento tan íntimo de los dos, así que decimos hacer un alto hace un mes. Decidimos que íbamos a dejar de buscar y empezar a disfrutar de nosotros.
Hace dos semanas empecé a sentir síntomas, estábamos muy ilusionados, por fin íbamos a ser padres, pero no, los análisis dieron negativo, no estaba embarazada.

—Vida por favor –susurro Enzo entrando a la habitación y acostándose en la cama detrás mío para abrazarme–. Ya va a llegar amor –beso mí hombro–. Dijimos que íbamos a dejar que pase cuando tenga que pasar

—Ya sé –suspire y voltee mí cuerpo para quedar de frente a él–. Pero ¿Y si el problema soy yo? –mis ojos se llenaron de lágrimas al pensar que nunca iba a poder tener un bebé–. ¿Y si no puedo quedar embarazada?

—No digas eso gorda –seco mis lágrimas con sus pulgares–. Hicimos todos los estudios y los dos estamos bien –sonrio tratando de tranquilizarme–. Es solo cuestión de tiempo

—Estaba muy ilusionada –suspire con frustración–.

—Yo también amor –me abrazo acariciando mí espalda–.

—Perdón –me separé de él y lo miré–. Me enfoque tanto en lo que yo sentía que no preste atención a como te sentías vos, perdoname cielo –lo abracé y él se recostó en mí pecho–.

–el dejó salír un suspiro–. Me siento muy frustrado –me abrazó por la cintura mientras yo acariciaba su cabello–. Y también me siento triste porque estaba muy ilusionado, pero supongo que todavía no es hora –notaba su tristeza en su tono de voz–.

—Vamos a tener un hijo Enzo, te lo prometo –bese si cabeza–.

—Ya sé mí amor –sonrio y sentí un beso en mí clavícula–. Vamos a tener un hijo cuando tengamos que tenerlo –me abrazó más fuerte–. Mientras tanto –susurro cerca de mí cuello–. Podemos seguir practicando y disfrutando...

Empezó a besar mí cuello con suavidad, así que simplemente cerré los ojos para disfrutar de sus besos. Poco a poco nos fuimos deshaciendo de la ropa, entre besos, mordiscos, suspiros, susurros y caricias. Hicimos el amor una vez más, disfrutando el cuerpo del otro, siendo uno los dos.

Al terminar nos quedamos acostados, con la respiración agitada y con una sonrisa tonta en la cara.

—Cielo... –susurro con la respiración agitada mientras acariciaba mí cabello–.

—¿Mmm? –pregunte recostada en su pecho, haciendo dibujos de corazones en su pecho con mí dedo–.

—Te amo... –sonrio mirando el techo–.

—Yo también mí vida –lo miré y dejé un beso en su mejilla–. Mucho –lo abracé fuerte–.

—Prometeme que no nos vamos a separar nunca –bajo la vista para verme–.

One Shots [Enzo Fernández]Where stories live. Discover now