• Tequila •

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Estaba muy entretenida tirada en el sofá mirando una peli y comiendo pizza. Hoy era mi noche de relax, Oli estaba dormida desde hace un rato, mañana no trabajaba y Enzo había salido con algunos amigos.

Estaba a punto de morder una porción de pizza cuando mi telefono empezó a sonar, era Cuti.

«Llamada entrante de Cuti»

—Wep –atendi–. ¿Qué pasa?

—Che, veni a buscar a tu marido –se rió–. Está re duro ya

–no pude no reírme–. ¿Ya? –me reí–.

—Si, ya quebró dos veces –escuche a Enzo gritar algo del otro lado–. Dale boluda, vení a buscarlo

–suspire–. Ahora voy –me reí y colgué–.

«Fin de llamada con Cuti»

Me subí al auto y maneje al bar donde solían ir y entre a buscarlo. Me acerqué a Cuti, que miraba e Enzo que apenas podía mantenerse parado.

—Son las una y media –me cruce de brazos mirando a Enzo–. ¿Cómo se enpedó tan rápido? –me reí–.

—Tequila –me miró–. Varios shots –se rió y volvió a mirar a Enzo–. ¿Ustedes se pelearon o algo así?

—No, solo discutimos, pero nada grave –lo mire sin entender– ¿Por?

—Porque no dejaba de decir que ya no lo querías, que te querías separar y cosas así –se rio tomando un trago de su cerveza–.

—Que exagerado –me reí mirándolo, en ese momento Enzo me vió y me acerque–. Vamos a casa

—¡Mi amor! –balbuceo caminando de costado–. Veniste –me abrazo torpemente apoyando su cabeza en mi pecho–.

—Si, vine a buscarte Enzo –me reí y palme su espalda–. Vamos a casa, estás muy tomado ya

—No me digas asi –me miró separándose y tambaleando, haciendo puchero–.

—Ah, ¿no? –lo mire y me reí–. Si ese es tu nombre

—Me llamó mi amor, o bebé, no Enzo –saco la lengua haciendo cara de asco y tambaleándose. Me miró unos segundos y volvió a hacer puchero–. No me quiero ir, vos ya no me querés más –tomo el último trago de su cervezas–. ¡Otro! –grito mirando al del bar–.

—Dale, vení –me reí–. Vamos a casa mi amor –mire al del bar y le hice seña de que no le dé más nada–. Ya tomaste suficiente

–me miró y se acercó un poco tambaleándose, así que tuve que ayudarlo a qué quede parado–. ¿Me viniste a buscar? –dijo entre hipos–.

—Si, te vine a buscar –lo miré y me reí, él me abrazó casi tumbandome, así que Cuti tuvo que ayudarme–.

—No me dejes morocha –dijo algo más fuerte, pero sin gritar–.

–mire a Cuti–. ¿Me ayudas a llevarlo al auto? –miré a Enzo–. Gordo, vamos a casa ¿si?

—¿No me vas a dejar? –volvió a preguntar y se separó de Cuti–. ¡No me muevo hasta que me digas que no me vas a dejar! –me miró otra vez haciendo puchero–.

—Enzo, solo tuvimos una discusión –me reí y lo abracé, mire a Cuti para que me ayude a sacarlo–.

Lo sacamos mientras el balbuceaba cosas y lo metimos al auto. Cuti volvió adentro y yo me subí al auto. Enzo se había quedado dormido. Maneje hasta casa, no podía creer que había quebrado tan temprano. Me resultaba entre vergonzoso, gracioso y tierno.

One Shots [Enzo Fernández]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora