•Timida•

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Ella era la más tranquila de su grupo de amigas, la que las mantenía lo más controladas que se podía. Estar cerca de ella transmitía paz y eso me encantaba.

Tenía los ojos marrones que brillaban constantemente, una hermosa sonrisa que adornaba su precioso rostro, era hermosa, tranquila, pero también era divertida y compañera, pero muy, muy tímida.
Las primeras veces que nos juntamos ella se mantenía al margen, con su sonrisa tímida y siempre tomando cerveza sola, ella no hablaba mucho, pero tenía una rosa hermosa. Con el paso de los meses empezó a soltarse un poco y ya se integra más con nosotros, pero aún sigue siendo la misma Maggie tímida que conozco.

Maggie es amiga de la infancia de Licha, la conocí en uno de sus cumpleaños. Él notó al toque el interés que ella produjo en mi, siempre estuve rodeado de mujeres que son más atrevidas, más sueltas, más fáciles también no voy a mentir; y siento que por eso ella llamo tanto mi atención, ella era diferente a todo lo que yo conocía. Licha dice que siempre fue tan tímida, que le costaba mucho hacer amigos, incluso estando rodeada de gente se inhibe, pero también dijo que le rompieron el corazón más de una vez y que por eso le cuesta tanto abrirse a desconocidos, como yo. Había tratado de acercarme a ella varias veces, hablar con ella, conocerla, pero era muy difícil, reconozco que somos muy diferentes, ella es extremadamente tímida y yo de tímido no tengo nada. Pero estoy seguro de que eso nos hace ser perfectos el uno para el otro, ella me trasmite esa paz que necesito, que hace tanto busco.

Para su desgracias estábamos en un pub conocido de Londres, festejando el cumpleaños de Muri, todos estábamos bailando, menos ella, ella nos miraba desde la zona VIP, sentada y sonreía, sacaba fotos, tomaba sus tragos, más de uno se acercó susurrandole cosas al oído o acariciando su pierna y ella se alejaba y le decía que no, más de una vez me dieron ganas de ir a romperle la cara a esos pelotudos, pero Licha no me dejó.

—Ella sabe defenderse sola, es tímida no tonta –me miro acercándose para que lo escuchaba por lo fuerte de la música–. Odia ser la dama en apuros –se rió–. Pero su vaso está vacío, podés usar eso de excusa –palmo mi hombro casi empujándom–.

Me reí y asenti, me acerqué a la zona VIP y ella me miró con esa sonrisa tímida.

—¿Todo bien? –me senté a su lado, dejando algo de espacio, tampoco quería que se sienta incómoda–.

—Si –sonrio mirando hacia la pista–.

—Voy a la barra ¿Vos querés algo? –la miré–. Tu vaso está vacío

—Si –me miro y sonrió–. Una cerveza está bien, gracias

—Dale, ahora vuelvo –la miré unos segundos mientras ella volvía a mirar hacia la pista–.

Fui a la barra mirándola cada tanto, mientras esperaba la cerveza para los dos. La última vez que miré hacia su dirección, ella estaba mirándome y cuando se dió cuenta de que yo la vi desvío la mirada hacia otro lado, con una sonrisa sonrojada en la cara.

Volví a sentarme en la zona VIP dónde estábamos y me senté a su lado para darle la cerveza.

—Gracias –la agarró y se acomodó en el sofá bajando su vestido un poco–.

—¿Estas cómoda con eso? –pregunté sin pensar mirando sus piernas, le quedaba hermoso si, pero ella no se veía muy cómoda–.

—No mucho –se rió, levanté la vista para verla reír–. Muri me hizo ponermelo –levanto la vista y me miró, enseguida desvío la mirada para poner sus brazos sobre sus piernas y así taparlas un poco–.

—Te queda hermoso pero no te ves cómoda –me quite la campera negra que tenía y la puse sobre sus piernas–.

—Gracias Enzo –sonrio mirando la campera y sus manos que sostenían el porroncito de cerveza–.

One Shots [Enzo Fernández]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora