• Eliminatorias •

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Terminé de doblar el uniforme de Enzo y lo puse en su valija. Acomodando las demás cosas que había doblado. Él entro a la habitación y se acercó.

—¿Qué hacés nena? –dejó un beso en mi hombro–.

—Acomodando el desastre que hiciste –me reí terminando de doblar una camiseta–.

—Estaba todo perfectamente acomodado –se rio y me abrazó–. Dejá eso amor, dame un beso mejor –me agarró de la cintura y dando unos pasos hacia atrás me hizo alejarme de la cama donde estaba la valija–. Mañana me voy y quiero muchos besitos

–suspire y me di vuelta para mirarlo–. Ni me hagas acordar, que yo no puedo ir –hice puchero y lo abracé–. Encima que me cambian mi 24 por un 16 no me dejan ir –suspire–.

—No mi amor, ustedes no pueden ir –beso mi cabeza mientras un brazo suyo rodeaba mis hombros y su otra mano iba a acariciar mi panza–. Los mellis y vos tienen que cuidarse así que no pueden ir –se río–. Es solo un número gorda

—Pero tengo tatuado el 24 no el 16 –lo mire–. Igual nosotros queremos ir –hice puchero mirándolo–. Queremos ir a ver jugar a papi

–se mordió el labio y me dió un besito en el puchero–. Ya sé morocha, pero el médico dijo que no –me tomó de las mejillas–. No te dejan trabajar acá, pensás que te van a dejar volar hasta Argentina para trabajar? –se rió–.

—Pero yo quiero ir –baje la viste y me recosté contra su pecho, me sentía tan sensible con el embarazo–. Me vas a dejar sola –senti que mis ojos se llenaban de lágrimas y me tembló un poco la voz. Tenía muchas ganas de llorar–.

—Cielo, por favor no llores –suspiro y me abrazó fuerte–. Son solo unos días beba –beso mi cabeza–.

—Unos días que voy a estar sola –suspire abrazándolo–. ¿Por qué no me dejan ir?

–solto una risa y volvió a acariciar mi panza–. Porque estás muy embarazada mi amor –beso mi panza–.

—¿Y si nacen antes y no estás? –me separé y lo mire, haciendo puchero–.

—Ay mi vida –se rio con ternura y me tomó de las mejillas–. Beba, tenés 6 meses de embarazo, no van a nacer ahora, tranquila –me dió un besito–. ¿Por qué estás tan sensible?

—¡Porque estoy muy embarazada! –solte una risita nerviosa y escondí mi cara en su pecho, estaba súper sensible y me causaba gracia mi propia sensibilidad al hecho de que Enzo se iba a Argentina para las eliminatorias–. Y te voy a extrañar y necesitar mucho –suspire y lo abrace fuerte–.

—Yo también –suspiro y beso mi cabeza–. ¿Querés que le pida a Valentina que se quede con vos estos días? Así no estás sola

–Si –asenti y me alejé un poco para secar mis lágrimas de mis mejillas, escuché una risita suya–. ¡No te rías! –le di un golpecito en la panza–. Ya vas a querer que te dé un beso

—Siempre quiero –se acercó–. No le vas a negar un beso a tu esposo ¿no? –se acercó a mis labios y yo mire para otro lado–.

—Si, porque mi esposo se burla de mi –me alejé un poco, me puse a doblar la ropa limpia que estaba sobre la cama–.

—Dale morocha, dame un beso –me abrazo por la espalda, acariciando mi panza–.

—No –segui doblando la ropa de Oli–. No hay más besos para vos –senti como los mellis se movieron–.

—Hasta nuestros bebés quieren que me des un beso –dejo un beso en mi hombro y se arrodilló para levantar mi vestido hasta descubrir mi panza–. ¿Nocierto que quieren que mami me de un beso? –susurro sobre mi panza para después besarla varias veces–.

One Shots [Enzo Fernández]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora