19. maple, hot cakes

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Hitto tenía muy presente que ya no era imprescindible en la vida de Takemichi. No, ya no era ese bonito niño de mejillas regordetas y rojas con una capa igual de rojiza que soñaba con ser héroe.

Takemichi ya no necesitaba que Kaku-chan lo salvara de algún aprieto en el que, por andar de héroe, se metiera. Ahora era un espléndido Cheff que había sufrido un accidente demasiado peligroso pero que, con ayuda de todos —y muucha suerte— pudo salir con éxito de esa terrible experiencia.

Hitto ya no estuvo ahí para cuidar de Takemichi, ahora el pequeño tenía quién lo cuidara, incluso si no se daba cuenta. ¿Hajime haciendo una buena acción nomás por buena gente? ¡Por favor! Inventen algo más creíble, maldita sea.

Él había estado ausente esos días por un pequeño asunto en las Filipinas. Cualquier problema o trabajo que proviniera de esas tierras, Mikey sin dudarlo se lo encargaba a él. Si lo hacía por lástima o despecho, no lo sabía. Pero lo agradecía. Visitar a Izana siempre sería una buena noticia, incluso si no deseara hacerlo en primer lugar.

Quien le informó sobre lo que sucedía dentro de la amplia casa Bonten no fue sino su mayor enemigo, cómplice, camarada —aunque no lo aceptara— e informante. Kisaki Tetta.

El moreno se había ganado el total desprecio de Kakucho, y con justas razones. Por otro lado, ambos tenían intereses en común, demasiados, para ser exactos. Kisaki era un maldito genio en lo que a espionaje, información y hackeo respectaba, no había nadie en todo Japón (e Incluso se atrevería a decir que en todo Asia) que le diera pelea. No por nada Valhalla estaba donde estaba.

Por ello, una de las pequeñas (y caras) peticiones (o cambios de información, dependía de a quién le preguntes) que le hizo no fue sino mantener bien vigilado a Hanagaki Takemichi. Ahora que lo tenía en su mundo, no lo dejaría ir tan fácilmente, y Kisaki sabía que, de hacer mal su pequeño canje, cosas malas pasarían. Si Hitto caía, se llevaría a Kisaki por delante.

La junta de ejecutivos de Bonten mensual se acercaba, y la mayor noticia —de la cual Kakucho no tenía ni maldita idea— se acercaba. Había algo extraño en el pase de información que Kisaki le daba. No había manera en la cual él no se enterara de lo que Sanzu, el muy hijo de puta, se andaba jactando.

Kakucho sabía que Kisaki no le tenía miedo, en absoluto. Al menos no en lo que a influencia y poder respectaba, pues si pusieran al menor en una pelea puño limpio contra Hitto, sin duda se asustaría —sería imbécil sino lo hiciera— y Kisaki era muchas cosas, pero entre ellas no estaba el ser imbécil.

Y, por su puesto, Kakucho en su vida podría darle un vergazo, tendría que pasar por Hanma Shuji antes de lograr tal hazaña.

...

Takemichi había vuelto al horario normal, aunque con algunas modificaciones. Por ejemplo, no podía usar ni shorts ni pantalones, la recomendación —para evitar roces, llagas, dolor e inflamación — fue que usara ropa suelta o abierta, porque sí, podría usar pijamas o shorts anchos, pero éstos de igual forma rozarían en la piel sensible, y eso era lo que se tenía que prevenir.

Akashi no lo dudó en absoluto, escuchó al Doctor decirle un claro “evite pantalones, lo lastimarán” o la misma recomendación con los shorts que Takemichi propuso, al saberlo sin esperar nada fue rápidamente por algunas faldas sueltas largas o vestidos de igual forma.

El azabache no tenía una masculinidad frágil, así que no le molestaba en absoluto vestirse con algo «de mujeres» para él era algo más bien andrógino. Incluso le gustaba andar por su cocina en faldas largas hasta los tobillos y calcetas afelpadas. Se sentía como un ama de casa.  De forma pausada daba vueltas para jugar con los volados de las faldas, con cuidado claro, no deseaba volver a lastimarse.

cherry cream || allxtakemichiWhere stories live. Discover now