31. brisa fría con nesquik tibio

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⟨🦕🦕🦕⟩

El calor indulgente en la habitación no le importaba demasiado. Era hasta terapéutico. Algo cercano a un sauna.

Takemichi estaba enrollado como oruga en el sillón de la habitación de su jefe, Manjiro. Tenían el calentón bien arriba y al hombre bastante cobijado. No estaba precisamente en estado de shock, al menos no según criterio de Kokonoi. Era obvio que estaría algo más retraído y... Bien, tal vez estaba en shock.

Pero, ¿Cómo no estarlo? El azabache había matado por primera vez. Y aunque fue en defensa y no ofensa, seguía sintiéndose mal. De hecho nunca fue religioso ni nada parecido. Era algo más cercano a sentir que había hecho algo malo y arrepentirse, aunque... ¿De verdad se arrepentía?

En realidad no lo hacía. Incluso lo volvería a hacer. Nunca permitiría que alguien hiriera a alguno de sus hombres.

Mucho menos si estaba ahí para impedirlo.

“... Ahh”

El pequeño quejido de Takemichi los calló. Todo había sido limpiado. Incluso interrogaron a Inui Seishu (nada sorprendente, aunque se ganó un putazo de Sanzu por meterle un rastreador a Takemichi quién sabe donde). “¿Qué pasa, pastelito?” Ran Haitani fue el primero en acercarse seguido de Akashi Haruchiyo. Ambos observaban con dulzura cómo los rizos negros revoloteaban en la frente perlada.

Negó un poco. Mikey no se acercó mucho, estaba (junto a Hajime) terminando de revisar que todo estuviera donde debía estar. Kakucho en un parpadeo estuvo encimado de Takemichi abrazándolo muy fuerte. “¡Takemichi!” le llenó la cara de besos y el Cheff apenas alcanzó a removerse entre risas.

A los demás poco o nada les hizo gracia. Inui Seishu seguía en una esquina, acercándose de a poco hasta que sintió que era lo suficientemente seguro acercarse.

Takemichi estaba confundido, pero aceptó el cariño sin dudar mucho. En eso notó a Inupi, extrañaba a su único amigo fuera de ahí. Y verlo ahí, sabiendo lo que había hecho... Sintió arcadas.

Incluso si todo era confuso, si no entendía cómo o por qué el rubio estaba ahí poco l importaba ya.

Se sacó a Kaku-chan de arriba con prisas junto a las cobijas y en dos pasos (sorprendente con sus piernas cortas) estaba en el baño vomitando.

Inui Seishu fue el que estaba más cerca del baño, por ende llegó más rápido. Le palmeó la espalda como consuelo mientras le recogía el pelo de las mejillas y el cuello para que no se ensuciara. “Ya, shh, tranquilo pichoncito.” Un largo gemido de súplica le puso los ojos llorosos. No tenía que ser un genio para concretar qué estaba pensando la pequeña cabeza.

“No te sientas mal. Lo hiciste por protegerme. Te debo mi vida, y mi vida siempre fue y será tuya. Viviré hasta que me lo permitas”

Takemichi levantó su cara llorosa del retrete mientras jalaba la palanca y se limpiaba los labios “¡Qui-quiero que seas permanente e inmortal!”

“Pues así seré.” y lo abrazó. Ni siquiera el impertinente de Ran Haitani se atrevió a interrumpir. De cualquier forma, si Takemichi era capaz de matar por ese tipejo (que había conocido apenas y parecía hacerlo de toda una vida) ¿Qué les quedaba ya? No harían nada en realidad. Lo mejor era aceptar al Cheff con sus ventajas y desventajas, con todo el cariño que podía y quería dar. Eso era Takemichi, amor puro. Tan grande que ni todos ellos podrían hacerlo acabarse.

E Inui Seishu solo concretaba lo que hacía tantos años había querido cambiar; proteger a su capitán de todo lo malo y darle todo lo bueno. Lo único que merecía.

cherry cream || allxtakemichiWhere stories live. Discover now