24. cerveza, soda

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Sanzu tenía muchos problemas, prácticamente se lo estaba llevando la chingada.

Para empezar, había un topo en la Bonten, debía de ser un pez gordo pues, ¡¿De qué otra forma se enterarían de un momento en el que su rey se encontrara tan vulnerable?! Él averiguaría quién había sido el que había abierto la bocota.

Cómo odiaba a los bocazas.

Le preocupaba Takemichi, el joven nunca salía y al momento en que empezó el ataque Haruchiyo no lo dudó antes de correr hacia la habitación del Cheff y sacarlo de ahí, más no lo encontró, ni ahí ni en la cocina. Sólo estaban los dos gatos, uno muy panzón y otro muy chiquito todavía. Con las ansias comiéndole el cerebro metió a ambos gatos en una sola caja transportadora y sin dudarlo los cargó hasta un lugar seguro dentro de uno de los carros donde pronto saldrían, en ese momento el ataque seguía centrado en la alcoba de Mikey así que el camino estuvo libre.

Saltando las escaleras de tres en tres se sacó su revólver del calzón junto a la katana de detrás de su espalda, y empezó el puto juego.

No había muchos hombres dentro, Ran y Rindou estaban por llegar, y Kokonoi parecía reacio a salir de su habitación, matando desde ahí dentro a todo el que alcanzara por su ventana. El imbécil era muy inteligente. Kakucho no aparecía por ningún lado y, si sus suposiciones eran ciertas; Mochizuki estaba con Takemichi.

Los balazos se escuchan salir directamente del ala de su rey, así que sin dudarlo, mientras hacía una masacre por su camino, llegó hasta Mikey. Se veía bastante bien, no parecía tener ningún balazo y, además de algo de frustración tenía los ojos claros. Aún no caía.

Los impulsos oscuros eran algo de temer, y Haruchiyo lo sabía mejor que nadie. O bueno, que casi nadie.

Lo miró a través de la habitación, quedándose detrás de un tipo que sin duda era, en ese momento, quién había iniciado el maldito ataque de cobardes. Hanma Shuji. Lo tuvo que haber matado cuando podía.

Parecía ser que los balazos que escuchó de la habitación del rey habían sido un maldito juego de Hanma, juego que Mikey no le siguió, por alguna estúpida razón.

“¡El invencible Mikey! Siempre tuve las malditas ganas de hacerte pedazos. ” La pedante e irritante voz del Dios de la Muerte opacaba los quejidos venideros del pasillo. Los Haitani habían llegado. Porque no importaba qué tan gordo le cayeran, si ellos estaban ahí, Sanzu podía respirar y pensar de una mejor manera. Ambos eran su pilar. Y más aún, cuando Takemichi no estaba ahí. Tanto Ran como Rindou, no eran consientes de lo mucho que Sanzu los apreciaba, en una forma retorcida, pero lo hacía.

Además, follaban increíble.

“No me encuentro... Particularmente receptivo para aceptar la pelea. Tendré que declinar.” Ésto sin dudas era malo... Mikey nunca negaba peleas directas, a menos que a) sean muy estúpidas (no era la ocasión) o b) [...] Que vaya a matar, sin contemplación.

En eso, mientras Hanma Shuji parecía muy dispuesto a disparar, entró otra persona a la gigantesca alcoba, que, muy por el contrario de su amplio espacio; parecía a rebosar. Era Hitto. Por fin llegaba, él debería de saber si Takemichi estaba a salvo. Le dió una mirada interrogativa, deseando que entendiera su preocupación. Hitto le asintió de forma leve, casi imperceptible.

Bien, ahora, con la mente sin preocupaciones, podía concentrarse en absoluto en el gran muro que tenía delante. ¡Hacía mucho que no peleaba con alguien fuerte! Ojalá no haya perdido la práctica.

Mikey miraba de forma intensa a Kakucho, casi como si esperara algo. Aún así, no dijo nada. Hanma Shuji parecía ser el punto donde la atención de todos se concentraba, y con justa razón.

cherry cream || allxtakemichiWhere stories live. Discover now