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─ ¿Qu-qué hago aquí? – preguntó una muchacha azabache adormitada y al instante se dio cuenta de una silueta frente a ella - ¿Shikamaru?
─ Vaya, despertaste – soltó un bostezo para subirse al pie de la cama y sentarse junto a un tablero de shōgi, no importándole si incomodaba a la chica – Ustedes sí que son problemáticos, miren que aparecer inconscientes afuera del hospital ¿Qué hicieron para llegar a ese extremo?
Ikari por su parte estaba algo desorientada, sus recuerdos eran confusos, pero llegaba a recordar algunas imágenes – Un ... ¿Sapo gigante?
El muchacho la miró como si estuviera loca – Si claro – dijo con pesadez – Bueno sigue durmiendo, aún faltan 3 días para el examen.
Justo cuando terminó la frase, la muchacha se paró de inmediato agarrando su mochila para dirigirse al baño y salir a los 5 minutos con su ropa de entrenamiento - ¿No deberías estar con tío Asuma entrenando?
─ Chōji enfermó y aprovecho eso para descansar, ese hombre me tuvo en movimientos todos los días, fue un fastidio – soltó mientras iba pensando en algún movimiento para su tabla.
La chica suspiró por aquel desinterés en su amigo, este por su parte se le quedó viendo cuando hacía una nota – Tú – señaló al Nara mientras dejaba la nota en la mesa de noche de su amigo rubio – Si te preguntan, no sabes quien dejó eso ahí ¿Entendiste?
─ ¿Qué? ¿Por qué tanto misterio? Igual se dará cuenta – habló mientras levantaba sus hombros restándole importancia.
Ikari al ver que el Nara no tenía intenciones de hacer lo que pedía, se acercó a él y a su tablero, dejando dando Jaque mate al rey - ¿Entendiste?
Genial, ahora soy amenazado por una chica – ella endureció más su mirada, sin apartarla de los ojos del chico, haciéndole sentir un escalofrío – Si si, está bien.
La Hatake al recibir una respuesta afirmativa soltó una sonrisa dulce para alejarse a la puerta con mochila en mano – Que fastidio.
─ ¡TE ESCUCHÉ!
─ Ya lo seee... - Shikamaru terminó la conversación estirando la última letra con pereza.
Y dejando esa nota en la mesa, empezaba una tradición que solo el Nara estaba enterado y en el futuro sería la clave para muchas revelaciones.
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La Hatake iba corriendo a toda velocidad por los pasillos del hospital, hasta que llegó a su destino y abrió la puerta de aquella habitación – Hola Lee ... - se percató que su amigo no estaba despierto, suponiendo que tuvieron que aplicarle algún medicamento para el dolor que lo dejara en ese estado – Estoy segura que tu llama de la juventud volverá a arder como antes y más – sentenció con voz firme, aunque era ella quien se trataba convencer de que aquello pasaría – La solución es muy riesgosa, pero intentaré encontrar alguna oportunidad para disminuir las posibilidades de riesgo – hablaba mientras sobaba la mano del pelinegro – Tranquilo amigo, volverás a hacer el mismo.
