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─ Lo ... lo tengo – habló la azabache mientras caía de rodillas al piso con la respiración agitada.
El mayor que la acompañaba se paró de la roca en donde minutos antes apreciaba el esfuerzo de la chica – Lo hiciste bien – se acercó a ella para levantarla del mentón delicadamente – Como lo esperaba de ti, Ikari.
Ella solo le dio una sonrisa débil de lo agotaba que estaba. No tardaron mucho en tratar de ocultar las marcas de los entrenamientos, que no pasaban de quemaduras o rasguños.
─ Mañana callarás a todos los que habla mal de ti, estoy seguro – al terminar posó sus labios en la cabeza de la chica con un dulce beso paternal y pasar a desaparecer, dejándola con una sensación de preocupación al sentirse presionada, aunque esas no eran las intenciones del mayor.
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Justo después de haberse quedado meditando de lo que iba a pasar mañana, la Hatake iba caminando por las ahora iluminadas calles de Konoha.
Su rostro era neutro, como si no le importaran todos los susurros para nada disimulados ni las miradas de burla o molestia con su presencia.
─ ¿Sabían que ella pasó a las finales?
─ ¿Ella? Entonces esos exámenes chunin no son la gran cosa, después de todo esa perdedora pasó.
─ Escuché que le tocará con una chica de la arena, ¡Ella había ganado su encuentro sin un solo rasguño ni esfuerzo!
─ Ja, entonces será el fin de la rara. Ni su padre la quiso entrenar, sabía que Sasuke-kun era mejor.
─ ¿No te enteraste? La sacaron del equipo. Es una vergüenza para Kakashi-san.
─ Solo ganó porque yo había peleado dos veces, fue algo así como trampa. Pero le di su merecido.
Ikari iba deteniendo su paso mientras empuñaba los puños aguantando las ganas de reaccionar contra ellos – Las personas que hablan sin saber si que son un fastidio – escuchó mientras la tomaban de la muñeca y jalaban.
─ ¿Sh-shikamaru? – murmuró algo confusa pero no pudiendo evitar mandar una mala mirada a las chicas que estaban hablando mal de ella, sobre todo a la peli rosa que había soltado el último comentario - ¿Eh? ¿Qué hacemos aquí?
EL muchacho no tardó en soltar un suspiro de pereza – Se dice gracias ¿Sabías? – la chica pareció reaccionar recién, sintiéndose algo avergonzada – Es obvio que te meterías en un lío y ellas en un hospital.
