Hubo una vez un ángel

234 28 31
                                    

The infernal prince

The infernal prince

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo 19

Hubo una vez un ángel

Me hallaba sentada frente a la única ventana de la habitación de Abaddon, con la llegada de la reina tenia estrictamente prohibido salir sin su autorización y para colmo de males, Edgael se las ingenió para comunicarse conmigo, no había vuelto a aparecer pero encontraba recados en todas las superficies, el piso, las paredes, los espejos... el ultimo precisamente escrito en la cristalera de esa ventana, me pedía nuevamente que huyera con él y además que llevara conmigo esa arpa.

¿Por qué le importaba tanto ese instrumento? Me tenía intrigada, Abaddon no parecía darle mucha importancia, pero igual la desapareció, por lo menos no estaba en esta habitación y no tenía idea alguna de dónde podría haberla ocultado.

La puerta se abrió dejando entrar una ráfaga de aire helado.

—¡Malo! Esto es muy malo —era el vampiro quien irrumpió efusivamente en la habitación seguido de Abaddon -. No puedes dejar que se siga encontrando con ella -advirtió.

Afortunadamente, el mensaje que dejó el ángel hace rato se desvaneció, pero todavía me pregunto cómo es que pudo dejarlo sin que ninguno de estos dos se dieran por enterados. Pero qué sé yo del poder de un ángel, si ha sido capaz de ocupar el cuerpo de mi amigo.

—El hechizo de glamour no va a funcionar para siempre con mi madre. Talvez ayer pudimos engañarla pero tarde o temprano se va a dar cuenta y su furia será implacable, no tendrá piedad.

—¿Y qué sugieres hacer? Tampoco puedo negarsela cada vez que la quiera ver, comenzará a sospechar y eso tampoco nos conviene —Abaddon estaba extrañamente sereno, cerró la puerta con toda la calma del mundo y no se alteró por los exabruptos que seguía soltando su amigo caminando ansioso de un lado a otro de la habitación.

—Diremos que se intoxico con vino demoníaco, ya ha pasado antes —planeó una escusa para que no me presentará ante la reina.

—No lo va a creer —el príncipe infernal deshecho esa mala idea —. No lo parece, pero estuvo pendiente toda la noche de ella —aclaró.

—¡Ya sé! Podemos hacer que la ataque otra sanguijuela —sonrió demente.

—¡No! —gritamos Abaddon y yo al mismo tiempo, yo mucho más indignada que él obviamente. Estaban hablando de mí como si yo no estuviera presente, como si fuera un mueble más en la habitación.

—¿No?

—¡No! —repetimos nuevamente el demonio y yo.

—Entonces no se me ocurre qué otra cosa podemos hacer —dijo Cassio y se dejó caer sobre la cama de Abaddon poniéndose confianzudamente cómodo al mismo tiempo que llamaban a la puerta.

The Infernal PrinceWhere stories live. Discover now