Compasión

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The infernal prince

Capítulo seis

Capítulo seis

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Compasión

Atrás se fue quedando mi ciudad, tuve que despedirme de ella o de lo que quedaba en pie. Todo lo que nunca hice y todo lo que deseaba hacer se evaporó en mis pensamientos. Hasta ese momento fui conciente de lo mucho que perdí y lo poco que valore aquello que algún día tuve y que ahora me parecía una ilusión, un sueño. Parecía como si lo único real en todo este tiempo fueran ellos...

Un paso a la vez nos fuimos adentrando al desolado, lo que antes del apocalipsis era uno de los caminos más transitados, ahora se encontraba en desuso, largas filas de autos cubriéndose de polvo adornaban el camino.

Su abandono delataba la angustia de sus ocupantes al tratar de huir inútilmente de nuestros verdugos. Podía ver sus fantasmas huyendo conforme nos íbamos acercando, sus gritos mudos me transmitían el miedo que sintieron al atestiguar frente a ellos el fin del mundo.

Podía imaginar con lujo de detalle el caos que reinó en su momento. Los gritos, la desesperación, el llanto de los niños, la histeria de las madres que no podían proteger a sus hijos, la impotencia de los hombres al saberse indefensos ante los demonios que los superaban no solo en número sino en brutalidad. Y sin un lugar a donde ir por mucho que intentaran escapar era lo más deprimente. El asombro del resto que permaneció despierto en la pesadilla del fin del mundo contemplando perplejos como desaparecían sus seres queridos, ya sea por algún poder divino o demoníaco como me pasó a mí al perder a mis padres sin ninguna razón aparente y a mi hermano después de atacar a ese demonio. Sí, podía verlo todo pasar frente a mis ojos con asombrosa claridad.

Una brisa fría me obligó a rodear mi cuerpo con mis brazos y a frotar mis manos sobre ellos. Comenzaba a hacer frío y un dulce olor a tierra mojada llegaba desde lejos, seguramente llovía en los alrededores. Un trueno rodó siniestramente por el cielo, los días de sol se estaban terminado.

Un calambre comenzaba a insinuarse en los dedos de mis pies cansados y doloridos, piedras y ramas me lastimaron las plantas con pequeñas cortadas y cada vez que me quejaba por culpa de un nuevo pinchazo él parecía disfrutarlo. En varias ocasiones me pareció verlo sonreír satisfecho por mi sufrimiento. Al parecer esto es lo que obtienes por matar a un demonio, me pregunto ¿Qué castigo tendría si en lugar de un demonio hubiera sido un ángel?

Rogaba por que se detuviera solo un instante, pero el maldito demonio parecía de hule. Incansable.

Por horas caminamos siguiendo la ruta hacia el norte. Por momentos parecía desesperarse y aceleraba el paso obligándome a correr, un par de veces estuve a punto de caer y comencé a llorar en silencio, no lo hubiera hecho, por orgullo, para no darle la satisfacción, pero... ¡Esa, estúpida piedra tuvo que cruzarse en mi camino! Trate de esquivarla pero reaccioné muy tarde y el dedo meñique de mi pie derecho chocó contra ella haciéndome rabiar y llorar por la sobre carga de dolor incrementada con aquel golpe.

The Infernal PrinceWhere stories live. Discover now