Tentación

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The infernal prince

capítulo 22

Tentación

—Te encargo eso —Abaddon encomendó directamente a Romiel una vez les asignaron sus habitaciones —. Todos hay que estar atentos a cualquier anomalía que se presente —advirtió.

Cuando entró en la habitación se encontró a Joángel contemplando con curiosidad la cama.

Era una cama sencilla, ni muy grande ni muy pequeña, cabían dos cuerpos perfectamente en ella. La habitación tampoco era muy grande, aparte de la cama y una mesa con una lampara de aceite que iluminaba el interior y dos sillas, no había más.

—Y, ¿Qué hacemos ahora? ¿Vigilamos?

—Es el turno de Romiel —le respondió secamente quitándose el cinturón para colocarlo sobre el respaldo de una de las sillas.

Joángel recorrió cada centímetro del cuarto sin saber qué más hacer.

—Vamos a dormir —dijo acercándose a la cama, sacándose la túnica de encima, y colgándola junto al cinturón.

—¡¿Dormir?! —eso era algo totalmente nuevo para ella.

—Sí, dormir... Eso es algo que normalmente hacen los humanos al caer la noche —se soltó diciendo como si Joángel no supiera lo que significaba.

—Eso ya lo sé —le replico ella haciéndole una mueca —, pero es algo que no hacemos en ninguno de los siete cielos. ¡¿Cómo lo haremos?! —concluyó ella toda emocionada.

—Para empezar, acostándonos en esta cama —Apolión fue y se sentó del lado izquierdo y se quitó las botas. Estiró los dedos de los pies como si estuviera cansado. Joángel lo observa entretenida, lo ha visto antes.

Reconocía ese movimiento de las veces que se escabulló a espiar a los humanos, era una especie de ritual que hacían tanto hombres como mujeres al irse a dormir. Feliz de experimentar cosas nuevas, fue e hizo lo mismo del lado derecho de la cama.

Ambos terminaron recostados sobre sus espaldas mirando el techo, sin saber muy bien que más hacer a continuación. Pasaron un largo rato así.

—A... Apolión ¿Y ahora qué sigue? —preguntó mientras juega con sus dedos entrelazados sobre su vientre.

—Cierra los ojos y guarda silencio —él siguió su propio consejo. Cerró los ojos y respiró profundo.

En cambio Joángel no dejaba de moverse de una posición a otra quejándose.

—Esto es muy incomodo, me cansa estar en una misma posición.

Joángel —le llamó la atención Apolión.

—Lo siento, lo siento. No me muevo más —prometió.

Obviamente no lo cumplió, fue muy divertido ver a esos dos tratar de compartir el mismo espacio en esa cama, después de un rato, Joángel logró quedarse dormida no así Apolión, Joángel resultó ser igual de inquieta cuando duerme que cuando está despierta.

Primero empujó al arcángel con las nalgas, después lo golpeo en el pecho con el brazo, incluso enredó una de sus piernas con las de él. Con cada golpe que recibía, Apolión se armaba de paciencia y yo me doblaba de risa, afortunadamente no pueden oírme, sino, pensarían que hay más de un demonio acechando la posada.

Joángel continuó dando vueltas en la cama, Apolión finalmente estaba conciliando el sueño y parecía que por fin se habían acoplado cada uno en su espacio, pero antes de que se alzara el alba, Joángel se dio una vuelta más y esta vez, sus labios rozaron el cuello de Apolión espantando su sueño por completo.

The Infernal PrinceWhere stories live. Discover now