Robín

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The infernal prince

Capítulo cinco

Capítulo cinco

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Robyn

—¡Mi señor!  Bienvenido

La diablesa lo recibió con entusiasmo, hasta que sus ojos se clavaron en los míos.

—¿Ella es...?

Abaddon asintió solamente.

—La asesina de Zadist... —sus palabras quedaron flotando en el aire, corrompiéndolo.

El joven que abrió la puerta se quedó mirándome. Me sentí indigna bajo su penetrante mirada. Nunca antes me había importado tanto que me llamaran "La asesina de Zadist" cómo me importó en ese momento.

Zadist era un demonio más en el nuevo orden mundial demoníaco que nos regía y yo no me arrepentía de lo que hice. Por salvar a mi hermano volvería a hacerlo. El único problema es que no tenía idea alguna de que le sucedió a él y al ver a este muchacho al que le calculaba nuestra misma edad no pude evitar sentirme mal al ser llamada asesina en su presencia.

—¿Qué le pasó? —la voz realmente preocupada de la diablesa me hizo regresarle la mirada.

Era bonita, con todo y los cuernos que sobresalían de su cabeza.

—Un pequeño castigo por intentar escapar —le respondió Abaddon, restándole importancia. Pero para dejarlo bien claro agregó además —. Ella no es importante y mucho menos la razón por la que estoy aquí. Vine a desfogarme. Tú espera aquí y no tienes permitido moverte de este lugar hasta mi regreso. Y es una orden  —repitió sin molestarse en dirigirme la mirada y la quemazón en mis muñecas regresó haciendo que diera un pequeño brinco. El ardor me tomó desprevenida y terminé por lastimarme de paso otra vez el tobillo astillado.

El muchacho cerró la puerta entonces, no sin antes regalarme una mirada de auténtica compasión a diferenciadel demonio. Aún quedaba bondad en el mundo después de todo.

Yo me quedé allí parada como idiota mirando la puerta cerrada.

Sin mucho que hacer y ningún lugar a dónde ir me senté en el rellano de la entrada, en un escalóncito que sobresalía de la puerta. Conforme las horas fueron avanzando, la noche se me vino encima y con ella una brisa gélida que comenzaba a soplar desde el norte.

Me abracé las piernas procurando mantener el calor, no estaba precisamente vestida para dormir en el exterior. La tela de ese vestido que me obligaban a usar era más apto para un lugar cálido como la playa que para este lugar.

The Infernal PrinceWhere stories live. Discover now