Joángel

154 19 6
                                    

The infernal prince

The infernal prince

Йой! Нажаль, це зображення не відповідає нашим правилам. Щоб продовжити публікацію, будь ласка, видаліть його або завантажте інше.

Capítulo 21

Joángel

Daisy.

Cuando abrí los ojos de nuevo la cegadora luz se había extinguido y una noche estrellada con una preciosa luna llena iluminando el entorno me recibió fresca en un prado y no en el mausoleo al que me llevó Lilith.

Junto a mí había otras dos personas, una pareja vestidos de época, con siglos de diferencia, un hombre y una mujer, ambos jóvenes y alegres.

Grande fue mi sorpresa cuando pude ver el rostro del muchacho, era Robín o por su extraña vestimenta algún antepasado.

¿Qué clase de droga me dio la vampiresa para tener este tipo de alucinación?

A la mujer no podía verle el rostro, caminaban rápido, como si llevara mucha prisa, como si estuvieran llegando tarde a algún lado o algo los perseguía, por ello solo podía ver su espalda y ese largo cabello castaño oscuro peinado en bucles gruesos y bien definidos como los de la mujer que flotaba en el sepulcro.

La melodía de flautas y violines se podía escuchar y la pareja se dirigía en esa dirección arrastrándome detrás de ellos como si fuera su sombra.

-Date prisa, Romiel -la voz cantarina de ella sonó igual que la mía confundiéndome.

-No corras Joángel -mi corazón se regocijo al escuchar la voz del muchacho, realmente era idéntico a Robín.

-Vamos, la fiesta ya empezó, recuerda que no tenemos mucho tiempo hay que volver antes de que se den cuenta de nuestra ausencia.

Joángel era idéntica a mí, a excepción del cabello, el suyo era castaño oscuro y el mío es rubio, teníamos la misma estatura, la misma complexión física, el mismo color de piel, de ojos, aunque sus labios eran más gruesos que los míos; y luego estaba toda esa vitalidad que lleva encima. Alguna vez fui así, antes de que los demonios arruinaran el mundo y con ello nuestras vidas.

Pronto nos encontramos corriendo por las calles de una villa hasta llegar a una plaza donde se celebraba una fiesta. Nada más llegar, Joángel arrastró a Romiel a bailar y a ninguno de los presentes pareció importarles, era como si fueran otros vecinos llegando tarde a la fiesta.

Bailaron hasta que les dolieron los pies y decidieron parar un rato, alegremente se dirigieron a la mesa llena de bebidas y bocadillos que se habían preparado para agasajar a los invitados. La sonrisa de Joángel me tenía cautivada, parecía tan feliz solo por estar ahí.

The Infernal PrinceWhere stories live. Discover now