Traición

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The infernal prince

Capítulo 23

Traición

(...)

Sentado frente a su escritorio, Joángel suspira a la nada apoyando su cara sobre su mano, después de lo ocurrido con el demonio de la lujuria, su amigo Romiel había estado actuando extraño, mantenía su distancia con Joángel y eso lo tenía preocupado. El ángel guardián tenía la sensación de que algo se había roto en su amistad a partir de ese día y no lo aceptaba, necesitaba hablar con él, explicarle, aclarar lo que sucedió. Pero cada vez que se topaba con él, le sacaba la vuelta o decía que tenía algo importante que hacer.

—Tengo que encontrar una manera... —suspiró otra vez.

Joángel no se había dado cuenta todavía de lo que mortificaba a su amigo, el recuerdo de ese casi beso, seguía fresco en su memoria y aquellas palabras se habían grabado con fuego en él:

"¿?"

Lo que más lo angustiaba no era el recuerdo en sí, sino el anhelo, ese terrible deseo que se apoderaba de él cada vez que pensaba en ello o cada vez que se encontraban y sus ojos buscaban sus labios, y esa ansiedad se apoderaba de él, esas ganas de escaparse con Joángel al mundo terrenal y convertirse en humanos para poder besarla. No podía pensar en otra cosa y por eso mejor se escapaba.

Y por lo que pude notar, el paladín no era el único ansioso y afectado al respecto...

Joángel se puso de pie y salió corriendo cuando miró pasar a su amigo volando rumbo a la armería.

—¿Qué está haciendo?

Le extrañó que fuera en esa dirección, el torreón de armas, es un lugar prohibido para ángeles de su rango.

—¿Estará en una misión? —preguntó retóricamente y él mismo se respondió —¡Imposible, imposible! En la armería no hay nada que pueda hacer un paladín.

La torre de armas era el lugar donde se resguardaba aquellos objetos con alto poder divino, pero también estaba el Caldero, un horno gigante en el que se destruyen esos objetos que se consideran peligrosos o con energía demoniaca.

Esquivando a un par de ángeles custodios, Joángel también se colo en el torreón. Estaba dispuesto a acorralar a su amigo y solucionar esa incomoda situación, era una magnífica oportunidad que no podía desaprovechar, la armería solo tenía una entrada y por consiguiente una sola salida.

Un relámpago seguido de un estruendo detuvo su avance, desorientandolo por un momento. El ruido en el interior era absorbido por las paredes impidiendo que llegara al exterior.

Arriba, en pleno vuelo, Eziel y Romiel se enfrentan a duelo.

El ángel Eziel, hacia girar el látigo por encima de su cabeza, creando una impresionante tormenta eléctrica, las nubes se arremolinan bajo el techo altísimo de la armería, iluminadas por los fogonazos de electricidad. Algo aterrador, pero muy impresionante.

Los relámpagos parecían programados, al menor movimiento que hiciera Romiel, estos salían disparados hacia él.

—¡Suficiente! ¡Dejen de pelear! —por puro impulso, Joángel voló hacia ellos interponiendose en la pelea.

The Infernal PrinceWhere stories live. Discover now