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—Y... ¿Haciendo un informe? —inquirió Rosé de manera lenta, mientras que con sumo cuidado traía una silla y se sentaba frente a la linda omega.
—Uhm.. Sí, así es —contestó amable, intentando no evitarla otra vez. Se sentía mala persona por ello—. Quiero adelantar mis tareas... ¿Y tú?
La alfa abrió desmesuradamente sus ojos al escuchar la pregunta y se cuestionó aquello. ¿Qué hacía precisamente ahí? No creía que un: "Sentí tu dulce aroma y quise confirmar si estabas aquí para acompañarte", dejaría cómoda a Lisa luego de lo sucedido hace un par de semanas.
Parpadeó un par de veces seguidas e intentó esbozar una corta sonrisa con los labios juntos.
—Bueno, yo aún no tengo mucha tarea —mintió piadosamente—. Por lo que —alargó brevemente la última vocal—, decidí leer algún libro que llame mi atención y luego ir a casa.
La omega asintió y volvió a acomodarse los grandes lentes negros
—Oh, es bueno —dijo sincera—. Entonces, uh... no te quito tu tiempo —avisó, intentando levantarse y buscar algún sillón cercano.
—¡Espera, no! —gritó alarmada y todos los presentes ahí la reprocharon con quejas y malas miradas.
Rosé sintió sus mejillas levemente sonrojadas. Había hecho el ridículo frente a Lisa. La chica la miró atentamente y no pudo evitar sonreír ante lo bonita que se veía avergonzada.
—No te vayas —se acercó con lentitud a la vez que su voz sonaba mucho más baja—. Es decir, tengo mucho tiempo libre hoy y... —rascó su nuca con nerviosismo—. ¿Me dejas acompañarte? —antes de que la otra dijera algo, volvió a interrumpir—. Prometo no hacer ruido o distraerte —extendió al frente su mano derecha de manera infantil.
Tan tierna.
—Por favor —medio suplicó, Lisa sonrió.
«Dile que sí, no es como si hiciera algo malo»
—Está bien, es un gesto agradable.
—No es nada, gracias a ti por no evitarme hoy —Lisa se apenó un poco ante lo escuchado.
—No quiero que tengas problemas, Rosé, mi alfa es algo impulsiva y-
—¿Ya se fue cierto? —interrumpió la rubia.
Lisa asintió con lentitud. Bien, a Rosé le había dolido eso. Solo pudo acercarse a la omega porque aquella castaña no estaba. ¿Cuánto podría esperar para poder cortejar a la chica como se lo merece?
Las semanas habían sido caóticas.
—Ya entiendo —intentó sonreír. Sin la alfa cerca, tenía que aprovechar el tiempo al máximo junto a la tailandesa—. ¿Y sobre qué es tu informe?
—Historia de la literatura clásica —respondió amable.
—Bien, iré a buscar más libros que puedan ayudarte. Vuelvo en seguida.
