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Rosé agradecía totalmente que fuera sábado, puesto que el cuerpo le dolía horriblemente y ni siquiera pudo agarrar el teléfono para desearle unas buenas noches a Lisa

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Rosé agradecía totalmente que fuera sábado, puesto que el cuerpo le dolía horriblemente y ni siquiera pudo agarrar el teléfono para desearle unas buenas noches a Lisa.

Su mamá insistió tanto que hasta creyó que exageraba, quizás solo era su instinto maternal que quería cuidar y proteger de su cachorra.

Lo que ahora le preocupaba es cómo iría a la universidad sin que todos vean lo lastimado que quedó su cara. No quería que todos empezaran a compartir estúpidos rumores y peor aún, tener que darle una explicación a Lisa sobre ello, estaba segura que la cuestionaría.

Su mamá entró a la habitación con una bandeja llena de alimentos como desayuno, lo acomodó en la mesita de noche y ayudó a que se pudiera sentar. Luego de un poco de esfuerzo y dolor, la alfa pudo recostar su espalda en la cabecera de la cama.

—Buenos días, mamá —trató de esbozar al menos una pequeña sonrisa, no quería preocupar más a su progenitora de lo que ya hacía.

—¿Cómo amaneciste, cariño? —posó su mano con suma delicadeza en la mejilla de la joven. Su voz salió más frágil de lo que quería esconder.

—Ya no me duele mucho —mintió.

—Rosé, por favor. Vamos a la clínica, ¿si? —sugirió con la dulce voz que la caracterizaba.

—No, mamá, serán muchos gastos. Voy a mejorar rápido, no te preocupes —tomó la mano de Hyde y le dio un corto beso. Su mamá la miró con la ternura plena que le causaba su cachorra.

—¿Cómo... cómo pasó esto? Y te pido por favor que me seas honesta. Sin mentiras, ni excusas ahora, sabes que no te he malcriado para eso.

La mirada dudosa de Rosé vaciló. Ella jamás le había mentido a su madre. ¿Podría ser capaz de hacerlo ahora?

—Mamá, antes que nada... —trató de sonar segura de sus palabras—, quiero, realmente quiero que no lo tomes a mal o que me digas que me tengo que separar de Lisa, y sobre todo porque sabes que estoy muy enamorada de mi omega.

—¿Qué estás tratando de decir? —preguntó totalmente confundida y la rubia exhaló el aire lentamente.

—¿Recuerdas cuando te dije que Lisa tenía alfa? —Hyde asintió rápidamente—. Al parecer sus amigos le han avisado lo que pasa entre ella y yo —murmuró lo último—. Me amenazaron —la omega intentó levantarse, pero Rosé fue más ágil y la detuvo agarrando sus manos—. Por favor, mamá, no hagas nada.

—¿Cómo que no haga nada? ¿Entiendes lo que dices, Rosé? Te han lastimado de la peor manera posible, ¿y pides que no haga algo al respecto?

—Quiero solucionarlo por mi cuenta, además no pienso quedar como alguien cobarde.

—¿Eres consciente de lo que hablas? —le reprochó, herida—. Todo tiene que ver con Lisa. Creo que lo mejor es...

—No, mamá. No voy a alejarme de ella —aseguró neutra y concisa, ya sabía que su madre diría algo como eso.

—Pero Rosé... —volvió a sentarse, tomando sus manos—. Es muy peligroso, no puedo permitir que te hagan daño, no me lo perdonaría. Trata de comprenderme —su voz sonó mucho más bajo y con deje de tristeza.

—Puedo hacerles frente, no puedo dejar a mi omega ahora que me ha aceptado —la mujer la miró fijamente, algo incrédula a la vez—. Ayer le conté, mamá. Y me ha aceptado como su alfa, solo... solo necesitamos tiempo para hacer que las cosas empiecen a surgir.

—¿Y qué se supone que haremos con esa amenaza que recibiste? Cachorra, no quiero que algo malo te suceda.

—No pasará, tenlo por seguro. Por favor mamá, además, Lisa no tiene por qué saber esto. Si se entera lo más seguro es que me vaya a evitar.

Aquella mañana y con toda la inseguridad de su corazón, Hyde tuvo que aceptar las palabras de su hija. Sin embargo, tomaría ideas precavidas, no podía quedarse sin hacer nada. Y es que al negarle a Rosé que se alejara de la omega, sabía muy en el fondo que la desobedecería.

¿Quién podría alejarse de su pareja destinada ahora que ya la encontró? La señora Park podía comprenderlo, y estaba dispuesta a ayudar a la joven pareja, solo quería que todo esto pasara rápido, como si de una pesadilla estruendosa se tratase.

A veces tenemos que soportar las fuertes lluvias para poder apreciar el radiante sol.

A veces tenemos que soportar las fuertes lluvias para poder apreciar el radiante sol

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Treat you better | ChaelisaWhere stories live. Discover now