⊹ O12

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—Ya, ¿ahora qué? —preguntó emocionada mientras se levantaba rápidamente

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—Ya, ¿ahora qué? —preguntó emocionada mientras se levantaba rápidamente.

Lisa sonrió ante lo enérgica que Rosé se mostraba, como si de una pequeña niña se tratase. De cierta forma, le agradable el dulce comportamiento que a veces la alfa solía tener.

—Bueno, como es tu primer partido —se reincorporó tomando el balón entre sus manos—. Sólo debes ejercer movimientos de un lado al otro con ambas manos, muy atenta y con el único objetivo de encestar hacia cualquier canasta. No importa qué, siempre tienes que hacer rebotar la pelota constantemente —le lanzó el balón y ambas conectaron sus miradas por un par de segundos—. ¿Un dos de tres te parece correcto?

—Algo me dice que ganaré —sonrió ladina, tratando de bromear—. ¿Un tres de cinco? —sugirió—. Solo para darte oportunidad.

La omega rodó los ojos, pero la sonrisa nunca se borró de su rostro. Rosé estaba tratando de retarla cuando era la alfa quien no tenía la menor idea sobre el juego. Le parecía una situación muy cómica.

—Perfecto —asintió levemente—. Tres, dos, uno. ¡Ya!

La rubia empezó a usar sus saberes básicos e hizo mover el balón como se le indicó.

—Vamos, Rosé-ah, lleva la pelota con rebotes hacia la canasta. Pon atención porque te la voy a quitar —dijo en tono burlesco logrando que la mayor sonriera divertida.

Tal vez Park no se había dado cuenta, pero su leve entrecejo fruncido y el conteo nervioso de los rebotes solo le hacían ver... concentrada.

Lisa observó sus facciones contraídas por la adrenalina del momento y sonrió levemente por lo adorable que se veía.

—Ok, ahí voy —habló y Rosé intentó avanzar más rápido sin perder el ritmo de la pelota.

La omega se puso frente a ella y bloqueó su camino moviéndose de un lado al otro. Tal vez suene absurdo, mas para cuando Rosé dio unos cuantos parpadeos, el balón ya no estaba entre sus manos.

"¿Qué rayos? ¿Cómo lo hizo?", pensó instantáneamente.

Escuchó un ligero silbido y al ver a la omega, esta le sonreía ampliamente, mostrándole una sonrisita amplia; mostrando sus relucientes dientes y aquellas adorables encías que le daban la imagen de un tierno gatito.

Su pecho se llenó de una ligera calidez al ver lo preciosa que Lisa se mostraba aún más cuando arrugaba sus ojitos.

Terminó tan aturdida que agitó levemente su cabeza, y cuando quiso volver a concentrarse escuchó los aplausos de emoción de Lisa.

Treat you better | ChaelisaWhere stories live. Discover now