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Sin duda no fue fácil para Lisa ver como su mamá se alejaba más y más en aquel taxi

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Sin duda no fue fácil para Lisa ver como su mamá se alejaba más y más en aquel taxi. Pero también sabía que estarían bien, y que tan pronto como los eventos terminaran, estarían juntas otra vez.

Era muy temprano por la mañana y luego de haberse despedido de su progenitora, tuvo que irse a trabajar a la cafetería. A pesar del malestar sobre la ida de su mamá, también llegó la emoción anticipada al recordar que justamente hoy iría junto a Rosé a una fiesta luego de tanto tiempo.

—¡Hola, Seungwan unnie! —exclamó con una gran sonrisa mientras se adentraba al pequeño cuarto a dejar su mochila.

Todos los chicos e incluyendo Seungwan correspondieron su saludo para alistarse a empezar con el negocio.

***

—Listo, me tengo que ir ya —habló rápidamente mientras se dirigía al cuarto
exclusivamente para el personal.

—Hey, hey, ¿por qué tan apurada? —preguntó Seungwan mientras la sostenía del antebrazo.

—¿Yo, apurada? No, para nada, solo es que tengo al-algo pendiente —la omega mayor la miró fijamente para luego sonreír de lado.

—¿Segura? A mí no me parece.

—No, unnie, yo... Uh, no es nada.

—El brillito en tus ojos me dicen otra cosa, o más bien sobre alguien más —el rubor en las mejillas de Lisa la delataron—. ¡Lo sabía! Es por la alfa cara de bebé —chilló Seungwan emocionada.

—No haga ruido —se alarmó por el bullicio.

—¿Pero sí es ella? —Lisa asintió levemente apenada—. ¡Qué lindas! —gritó feliz—. Pero bueno, ahora ve, no demores mucho. Apresúrate —Seungwan la empujó con delicadeza para dirigirla hacia la salida—. Puedes cambiarte en casa, no hagas esperar a la alfa bonita.

Lisa no tuvo tiempo para decir nada cuando estuvo en la calle, sonrió mientras negaba con la cabeza por la personalidad tan alocada de la omega mayor y siguió su camino. Seungwan era todo un dilema, pero aun así es muy apreciada por Lisa.

***

Eran casi las siete de la tarde y Lisa sintió los nervios recorrer su cuerpo al lograr escuchar insistentes toques en la puerta principal de su casa. Sonrió ampliamente y terminó poniéndose un pendiente largo y de plata en su oreja izquierda. Se miró un par de veces más en el espejo y satisfecha con el resultado salió rápidamente, no sin antes tomar las llaves de la repisa de la sala y asegurar la puerta.

Rosé al verla la abrazó con fuerza mientras degustaba del dulce y especial aroma que su omega desprendía. Se separaron con lentitud y Lisa le sonrió ampliamente.

—¿Cómo es que puedes llegar a ser más preciosa de lo que ya eres? —le habló mientras tomaba su delgada mano.

—Eso no es cierto —contestó apenada.

Treat you better | ChaelisaWhere stories live. Discover now