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Rosé no lo soportó más, por lo que, con mucho miedo a ser rechazada o incluso terminar asustando a la omega, se atrevió a estirar sus brazos por la superficie de la mesa y tomar las delgadas manos de Lisa.
Lisa no la evitó y tampoco se arrepintió. En cambio de ello, sintió una calidez reconfortante ante la cercanía y el aroma de la alfa que empezaba a calmarla lentamente.
Debía dejar a un lado esos pensamientos de Jennie. La rubia esperaba que el leve temblor en los hombros de la omega no le hicieran llorar.
—¿Hay algo que dije o hice mal? Dímelo y lo remediaré, l-lo lamento —habló Park con suavidad, sintiendo como el mencionada suspiraba entrecortadamente—. Vamos, no desgastes esos ojitos tuyos, son muy preciosos como para arder en tristeza... Tú —suspiró cansinamente—, tú en verdad no mereces nada de esto.
Al instante su mirada se conectó fijamente a la de Lisa. La omega la miraba entre conmovida y sorprendida. Aquellas dulces palabras reconfortaban su corazón.
—Quizás soy muy abrupta y tonta... —intentó sonreír de lado, haciendo que los ojitos de la más baja brillaran en cierto toque divertido, la confianza incrementándose poco a poco—, pero lo único que quiero y he esperado desde la primera vez que te vi es conocerte, hablarte casualmente, hacerte sonreír... c-cuidarte —pausó por unos segundos—. Ganarme un lugar en tu vida, Lisa. Quisiera ser yo tu compañera —susurró lo último con desánimo.
La omega se sintió abrumada.
—Pero yo... Rosé, yo ten-
—Lo sé, tienes una alfa —soltó fría al recordar a Jennie—. Sin embargo, ¿por qué sigues gastando todo tu tiempo en esta situación?
La pelinegra desvío el contacto visual y sintió que su loba bajaba la cabeza lentamente.
Aquella pregunta era tan cruda y tosca para ella, que el hecho de saber que Rosé tenía razón sobre eso, dolía aún más.
—Yo...
Fue interrumpida de su hablar nervioso cuando la alfa entrelazó sus dedos lentamente con los de Lisa, logrando con su otra mano tomar el mentón ajeno para que esta pudiera mirarla.
—Tranquila, si esto es difícil para ti —habló con suavidad, calmando a la omega de Lisa—, ten en cuenta que no tienes que hacer esto sola —levantó las manos entrelazadas—. Voy a estar para ti y no voy a dejarte caer... Te ofrezco mi amistad si es que lo deseas —la chica sintió sus ojos aguarse ante las lágrimas que se acumulaban. Y dejándose llevar por lo que dictaba su corazón, empezó a asentir levemente—. ¿En serio? —la rubia alejó su mano del rostro contrario. En su voz se denotaba la sorpresa y leve emoción.
—Sí. Acepto ser tu amiga —respondió tímida.
Rosé sonrió ampliamente, arrugando su nariz y mostrando su tierna eyesmile. Estaba contenta de que la linda muchachita haya aceptado al menos su cercanía, su sincera compañía... Su amistad.
Quizás, tan solo quizás, Rosé sí podía permitirse soñar y anhelar lo que su corazón dictaminaba al lado de la preciosa omega.
Porque si deseas algo con todo el corazón, el universo entero conspirará para hacer tus sueños realidad.
—Gracias, Lisa, lo digo en verdad.
—Creo que eso debería decirlo yo —titubeó en voz baja—. Es que, Rosé, yo no quiero causarte problemas.
—¿No dicen que los problemas se dividen cuando hay amigos? —bromeó un poco, aligerando el ambiente—. Solo confía en mí, puedes estar más que segura que no me importa absolutamente nada —Manoban la miró por unos instantes—, a menos que seas tú, claro.
Ambas se sonrieron levemente, Lisa muy avergonzada pero a la vez feliz con la alfa que se mostraba enérgica y emocionada por el inicio de su amistad.
Roseanne Park no tenía por qué afligirse. Ella y su alfa estaban comprometidas en acompañar y proteger a Lisa, permanecer a su lado y quizás vivir cosas nuevas juntas. Esperaría lo necesario.
Las relaciones interpersonales se basaban de esa manera...
Todo tomaba su respectivo tiempo, su etapa correspondiente... Conociéndose, disfrutando, aprendiendo y experimentando las situaciones que la vida presenta a cada uno de nosotros.
Porque una relación se basa en confianza, respeto y compañerismo. Luego de ello y con el paso del tiempo, se podrá describir qué clase de amor se siente por el otro. Qué clase de sentimiento es el detallado para poder compartir.
Porque aunque uno lo anhele mucho, debe comprender que en la vida debe tomar un determinado curso a seguir...
Así como Rosé. Que estaba dispuesta a acatar todo aquello por Lisa. Para poder ganarse de a poco su confianza y cariño... Para que con el tiempo pueda demostrarle que podía tratarla mucho mejor de lo que alguien más podía hacer.
Porque la loba de Park reconocía al de Lisa como su omega. Porque el lado humano de Rosé estaba cayendo lenta y profundamente en un mar de nuevas sensaciones y sentimientos, aquellos que nacieron de manera sincera, aquellos que relucieron en ella desde la primera vez que la vio...
Desde la primera vez que sintió su dulce aroma y apreció aquellos bellos orbes color miel.
¿Quién dice que el amor viene en un solo concepto?
¿Quién dice que el amor a primera vista o las parejas destinadas no existen?
La vida es todo un viaje por recorrer y conocer.
Aquel que Rosé deseaba explorar junto a Lisa.
Y sabía que por la omega podría ser capaz de ser perseverante, sincera y totalmente genuina. Podría detener todo a su paso y recuperar todo el tiempo que Lisa gastó en los errores que la abrumaban por otra alfa.
"Prometo no decepcionarte, Lisa".
Le sonrió con ternura, contagiando ese cómodo y cálido aura a la peliengra.
Porque aquellas palabras salían de lo más honesto de su corazón y se quedaban grabadas en su mente.
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