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—Muchas gracias, señora Park —dijo la pelinegra con cierta timidez al ver cómo la omega mayor servía el delicioso almuerzo en cada plato

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—Muchas gracias, señora Park —dijo la pelinegra con cierta timidez al ver cómo la omega mayor servía el delicioso almuerzo en cada plato.

—Oh, no te preocupes, cariño. Y quiero pedirte algo —Lisa la miró con atención—. No me digas señora —fingió una mueca se asco, haciéndola sonreír—. Suena muy
anticuado y tal vez parezca vieja, pero aún no quiero hacerme esa idea. Simplemente dime Hyde.

—Yo, uhm... —la mayor la observó con cierta ternura maternal y negó levemente.

—Vamos, no hay problema. Dime como tú mejor prefieras —sonrió con compresión—. Es solo que mi hija me ha hablado mucho de ti.

Y como si fuera parte de las coincidencias, Rosé llegó con una bandeja que tenía encima tres vasos y una gran jarra de jugo de naranja natural que ella misma había insistido en prepararlo.

—¿En serio? —Lisa no pudo evitar el comprobarlo mientras sentía cómo sus mejillas ardían levemente.

—Sí —soltó leves risitas bajas—. No hay día en el que Rosé no me cuente de ti.

—¡Mamá! —se quejó la única alfa del lugar.

Sintió como su pulso se aceleraba, Lisa estaba segura que se encontraba totalmente ruborizada.

—Pero solo digo la verdad, cariño —fingió inocencia. Hyde realmente maldecía no tener una cámara para tomarle fotos a su hija totalmente roja y avergonzada. Sería un gran recuerdo familiar para sus futuros nietos.

—Mejor almorcemos —suplicó con la mirada a su progenitora.

Rosé tomó asiento al lado de la omega mientras que su mamá se sentó frente a ellas. Sinceramente, Lisa pensaba que todo aquello resultaría incómodo, ya que después de todo no era buena relacionándose con los demás y a duras penas le otorgaba su confianza a muy pocos.

Sin embargo, justamente en ese momento sentía todo menos extrañeza. Se sentía cálida y en una conversación muy amena, con sonrisas y comentarios de por medio que no hacían más que sobrellevar el almuerzo como un momento agradable. Su loba se había conectado completamente con ella, se sentía realizada y de cierta manera podía presenciar que todo era sumamente acogedor.

¿Será que la familia Park era siempre así? Lisa realmente no lo sabía. Pero es como si la confianza saldría genuinamente. Sin forzar nada.

Todo siguió fluyendo con normalidad. La señora Park empezó a tomar más interés y fue preguntando sobre ciertas cosas a la futura omega de su hija. Lo que más le sorprendió fue que detrás de ese dulce y gentil aura, Lisa escondía una parte muy madura de sí misma, una parte que relució frente a ella al contarle sobre sus más anhelados sueños, sus objetivos y las metas que quería lograr para ayudar a su mamá.

Para demostrarles a los demás que era capaz de muchas cosas y que con su propio esfuerzo podía cumplirlas.

El brillo en sus orbes color miel y las ansias en la que cada palabra salía de los labios de Lisa, fue suficiente para conmover a Hyde. Detrás de toda es linda omega, cubría a una joven segura y risueña de obtener éxito y felicidad.

Rosé era otro caso, sin duda su pecho se llenó de completo amor y orgullo, la chica que estaba a su lado demostraba sus puntos de vista con total confianza, con una que la rubia ansiaba ver en todos los aspectos de su vida.

Para cuando el almuerzo concluyó, Lisa insistió con cordialidad de al menos ayudar a lavar los trastes usados. Hyde sin poder poner más excusas terminó aceptando mientras Rosé se quedaba limpiando la mesa.

—Realmente agradezco que hayas venido, Lisa-ssi —comentó la omega mientras restregaba los platos con una esponja.

—No, no, señora Hyde, yo debería agradecerle a usted. Siendo sincera, fue muy amable de su parte el haberme aceptado —respondió mientras enjuagaba los utensilios recibidos.

"Y no solo te aceptaré de esa forma", pensó la mayor con una pequeña sonrisa. No iba negar que iba a ansiar mucho el momento en el que su hija venga trayendo a Lisa formalmente como su omega.

—No iba a desaprovechar en absoluto, esperaba conocerte de alguna manera —habló con suavidad—. Rosé me habla constantemente de ti. Y no se equivocó cuando me dijo que eres una omega muy linda.

La pelinegra detuvo todas sus acciones y miró fijamente a Hyde, sus mejillas no tardaron en ruborizarse.

—Y tu belleza no solo es exterior, cariño. Tu belleza traspasa hasta lo más noble y puro que es tu corazón... Resalta en tu inteligencia y madurez al pensar en tus sueños y en tu futuro... Y brilla en tu actitud, en tu esfuerzo de salir adelante y apoyar a tu mamá —la miró de manera cálida, relajándola. Ella volvió a sonreírle brevemente y prosiguió—. Muy pocos verán lo que verdaderamente eres, Lisa. Y por favor, sé muy cuidadosa con ello porque allá en el mundo exterior hay personas de todo tipo y muchas veces son malas y ciegas, gente que no aprecia lo que uno es. Así que solo te pido eso, te lo pido por tu propio bien. Mantén contigo a las personas que tú crees que son importantes, las que verdaderamente te merecen y valoran.

Las palabras calaron muy profundo en su pecho, la sinceridad y el cariño con la que Hyde se lo dijo, habían hecho que realmente sintiera que eran las palabras exactas para lo que estaba viviendo, para algo que hasta ella misma cree que no sabe cómo lidiar.

Sus ojos empezaron a aguarse y trataba inútilmente de calmar cualquier sollozo. La omega mayor sintió su corazón encogerse y no esperó nada para tomar a Lisa entre sus brazos, tratando de transmitirle su calor maternal y todo el afecto que estaba haciendo por ella. Por su nuevo hija, por la omega que vendría a formar parte de su familia.

Porque así se maneja todo, con acciones sinceras y que nacen realmente del corazón. Las que uno puedan sentirlo a flor de piel y tocando en lo más profundo de su corazón. Como ahora lo estaba sintiendo la omega. Una bruma, una mezcla de muchas sensaciones cálidas.

 Una bruma, una mezcla de muchas sensaciones cálidas

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Treat you better | ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora