⊹ O24

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Después de que Rosé dejara la pequeña caja de regalo en una especie de contenedor donde más obsequios se acumulaban, trató de convencer a Lisa para que saludaran a Taemin

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Después de que Rosé dejara la pequeña caja de regalo en una especie de contenedor donde más obsequios se acumulaban, trató de convencer a Lisa para que saludaran a Taemin.

—No lo sé, Rosie. Mejor esperemos a que aparezca cerca de nosotras —decidió desviar aquella idea, no quería que la rubia se encontrara con Jiun. De seguro le provocaría una pelea y lo último que deseaba era ver lastimada a su alfa.

—Uhm, está bien —Rosé la sostuvo de la cintura y la miró con adoración—. ¿Tienes sed o hambre? No sacaste nada de la mesa de snacks —llevó una mano a la mejilla de Lisa y no pudo evitar acariciar su nívea piel.

—Sí, quiero algo dulce.

—¿Como tú? —rápidamente besó su nariz y sonrió cuando vio que el color de las mejillas de Lisa fue más intenso.

La alfa tomó la mano de la pelinegra y se dirigieron hacia el dichoso lugar.

***

Los minutos corrieron, canción tras canción pasaba y todos en la gran sala bailaban o al menos intentaban seguir el ritmo; otros hacían bullicio o tomaban alguna bebida, pero claramente la euforia y la diversión caracterizaban el momento.

A Lisa le pareció extraño no ver por ningún lado a Taemin, pero toda paronia se fue de su cabeza cuando supo que estaba ahí para disfrutar y sonreír al lado de Rosé. Sus gestos le daban tanta risa como ternura, en ningún instante se sintió incómoda o avergonzada de mostrar aquella faceta vivaz y jovial que guardaba muy dentro de ella.

Movían sus brazos y piernas al compás del ritmo, a ellas no le importaba lucirse con extravagantes coreografías o hacer el ridículo frente a los demás. Solo les bastaba sonreírse mutuamente mientras intentaban tontamente ser coordinadas con los pasos; soltando risas amplias y burlas la una a la otra.

Todo marchaba de maravilla, hasta que Lisa sintió un leve hincón en la parte baja de su abdomen, reprimió una mueca de dolor y a los pocos segundos sintió como si comenzara a subirle la presión.

La omega pensó que solo era un simple bochorno por estar tanto tiempo en movimiento y mucho más en un lugar cerrado y lleno de gente por doquier. Tuvo que detenerse y la mirada atenta de Rosé no se hizo de esperar.

—¿Pasa algo? —inquirió rápidamente, deteniéndose también.

—Uh, no, no, creo que es un simple efecto de estar tanto tiempo aquí. Tengo algo de calor —otra punzada hizo que arrugara su nariz, escondiendo su verdadero gesto para no preocupar a la alfa "por cualquier cosa"—. Iré al baño, ahora vuelvo.

—¿Quieres que te acompañe?

—No, no. Ve y busca algo de beber, no te preocupes.

—¿Segura?

—Claro que sí, no demoro mucho.

La omega dejó a Rosé con las palabras en la boca y corrió rápidamente en una búsqueda desesperada de algún baño cerca. Las punzadas hacían que se retorciera levemente y que pequeñas gotas de sudor se deslizaran por su siempre. Empezó a preocuparse cuando sintió su pulso más acelerado.

Se detuvo al notar que el lugar más ansiado estaba frente suyo, pero antes de siquiera dar un paso sintió como era fuertemente jalada de la muñeca. Su loba empezó a temblar de miedo, y cuando pudo ver a la persona que la detuvo, sintió como un horrible escalofrío recorría su espina de dorsal.

Jennie.

—¿Me extrañaste, bebé? —habló con ironía en cada palabra mientras sonreía de lado.

—Su-suéltame.

—Me parece que llegué en un buen momento —la ignoró por completo y llevó a Lisa a casi arrastras a una de las habitaciones del segundos piso.

—No me hagas daño, por favor —suplicó cuando vio que la alfa la tiró adentro—. Yo no te hice n-nada, Jennie, podemos hablar.

La alfa sonrió con burla y tomó a Lisa de la mandíbula, la fuerza ejercida era tanta que la omega empezó a quejarse por el dolor. La alfa se acercó más a ella y sintió que el fuerte olor que emanaba Lisa, no era solo suyo.

—¡Hueles a esa imbécil! —gruñó fuertemente y sin ápice de cuidado le arrebató la chalina del cuello—. Estás sucia, pedazo de omega cualquiera.

Lisa quiso responder, pero fue lanzada con una fuerza abismal en la cama, intentó
reincorporarse. Quería la bufanda de su alfa de vuelta, su olor le aliviaba la incomodidad en su abdomen.

—Dame eso —Lisa ni siquiera fue consciente cuando fue exactamente que empezó a llorar.

Lágrimas y más lágrimas embarraban su delicado rostro, el dolor y calor indescriptible en su cuerpo, sumado al miedo que solo Jennie podía causarle iba por terminar volviéndola loca y exhausta. Quería escapar, quería ir con Rosé. Quería estar tranquila.

—Esa estúpida sigue acercándose a ti —murmuró con repudio.

—Jennie, por favor...

—¡Cállate! —fuerte y tajante, intentó que la omega se doblegara. Pero vaya fue su sorpresa al verla igual, sin esa reacción de doblegada y sumisa a la que estaba acostumbrada.

Lisa apretaba fuertemente sus manos en puños, luchando con su naturaleza para no obedecer a la castaña frente an ella.

—Ya no más, Jennie —murmuró, sintiendo su cuerpo doler. Sus hombros temblaron, el sudor le empapaba, necesitaba aire.

La mayor rió descaradamente.

—Así que la debilucha omega se cree tan valiente como una puta. Ni siquiera soporto que apestes a esa mísera alfa —hizo una mueca de asco mientras se acercaba an ella.

Lisa enmudeció, no quería verse más aterrorizada de lo que ya estaba.

—Pero yo puedo quitarte eso —le habló con firmeza mientras intentaba acomodarse encima de Lisa—. Tu dulce aroma a vainilla se está haciendo más fuerte —sonrió con cinismo. Lisa no podía sentir nada más que asco y temor. ¿Cómo pudo fijarse en una alfa como ella?—. ¿Ya has entrado en celo, pequeña omega?

Soltando un último entrecortado suspiro, Lisa intentó darle un rodillazo en el abdomen y la empujó. Todavía con el dolor intentó trotar hasta la puerta, pero antes de siquiera tocar la perilla fue nuevamente jalada, recibiendo una sonora cachetada.

Lisa cerró los ojos, permitiendo que más lágrimas cayeran por todo su rostro. Sus muñecas dolían al ser fuertemente presionadas.

—Déja-me ir, por f-favor.

Jennie pasó su nariz por la curvatura del cuello de la tailandesa y aspiró el aroma dulzón que emanaba cada vez con más intensidad.

—He esperado tanto por esto, bebé —le susurró con la voz sumamente ronca—. Quiero que seas una buena omega para mí.

 Quiero que seas una buena omega para mí

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No es Jennie ella, es otra Jennie Kim. 😞

Treat you better | ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora