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No había demaciadas cosas sin ninguna razón dentro de esa oficina, las cosas estaban mostradas y ordenadas por una buena razón.

Y por eso es que sus libros estaban ordenados de una forma curiosa, en el estante de arriba iban los "monstruos", luego de este estaban diferentes tipos de libros, enciclopedias, literatura ligera, libros relacionados con la política y los libros de cuentas y administración de karmaland.

Tenía un gran repertorio de grimorios oscuros, no los solía usar pero lo estuvo considerando por un tiempo.
La magia oscura parecía una opción para lo que anhelaba. Tener a su lado el chico de cabello azabache que siempre llevaba puesto un beanie.

Ir al pasado y evitar que quisiera postularse a la alcaldía del pueblo era demasiado coste, perdería tanto y muy posiblemente no gane demasiado. Que seria lo que perdería? Eso mismo se cuestionaba pero era obvio que el precio de cambiar el futuro será grande al hacer ese hechizo. Podría exigir un sentimiento, un sentido, años de su vida o su magia. Si pierde su magia no le era demasiado importante, pero si exigia algo más necesario entonces se cuestionaria más de dos veces el si hacerlo o hacer algo más calmado y eficiente.

Podría amarrar a el chico a su alma, sería doloroso y también será problemático pero tenía la intención clara. Lo quería a su lado y haría hasta lo inhumano para su objetivo.
Estaba aún con sus documentos esperando a ser firmados, ordenados y leídos por el pero se había dado un descanso de ellos.

Abrio uno de los cajones de su escritorio de madera oscura, sacando una pequeña caja forrada de tela roja oscura. La abrió para dejar a la vista un hermoso conjunto de anillos, uno era simple, no diamantes, no piedras preciosas pero estaba pulido hermosamente con un grabado de espinas de rosa. El otro tenía un rubí con un rojo tan fuerte como el de sus ojos pero más brillante, también contenía el grabado de espinas de rosa. Ambos eran de plata al ser el mineral que más sentía que combinaba con el chico de cabello azabache.

Quería entregárselo personalmente pero sabía de antemano que el chico le miraría con odio, no le importaba demasiado, le parecía interesante y bastante cautivante que el chico que siempre le daba una sonrisa y lo hablaba con admiración ahora lo mirará con ojos lleno de odio. En su corazón eso dolía, bastante. Pero hacían crecer las invisibles llamas heladas en lo profundo de su alma.

Era tan, pero tan curioso y placentero el sentimiento de que su interior ardía tras el obvio rechazo, le era tan confuso.

Su corazón se sentía más cálido con el rechazo que con la admiración del chico peli azabache, era raro, absolutamente raro. Pensar que su corazón se acelera con las miradas frías dirigidas especialmente a el solo por parte de él lo volvían loco. El sentimiento lo tenía así o es que ya estaba así?

No sabía con exactitud, lo único que sabía es que esa emoción no era algo normal. Pero desde cuándo el era alguien normal?

Desde cuándo tiene una vida normal? Vive en un pueblo donde todo el daño que uno provoca se devuelve a una escala mayor. Un pueblo donde se pasearon los aliens, donde pueden existir pollos gigantes solo porque uno tiene demasiados de estos encerrados en una jaula, pueblo donde todo revotara y se distorsionará sea bueno o malo.

Pero era bastante intrigante el echo que aunque el pueblo hiciera que el daño se devuelva, el ambiente no hace demasiado daño en si. Lo que dejaba claro el karma eran las personas, uno hace algo malo en contra de otra persona y está tomará venganza y así hasta el fin de los tiempos.

Pero no debía estar tan desorientado en su sentir y la naturaleza del pueblo, tenia papeles que revisar, firmar y estos no se harían solos. Se había tomado ese descanso para revisar los grimorios que heredó o consiguió cuando fue a esa misión para enterarse apenas al volver que mataron al hijo del híbrido de piel azabache y ojos esmeralda.

☘︎Eʟ ᴅᴇsғᴏʀᴛᴜɴɪᴏ ᴅᴇʟ ᴘᴀᴛᴏ☁︎Where stories live. Discover now