52.¿Si vamos a Italia o qué?

104 5 6
                                    

Narra Logan Lerman.

Vamos, mi amor...—murmuré con la voz agitada sobre el cuello sudado de mi novia.

Tenía a Bianca retorciéndose sobre un mueble bajo, ubicado en el cuarto de servicio de la casa de mi padre. Nos encontramos en una pequeña fiesta organizada por el dueño de la casa y decidimos escaparnos un momento porque Bea está ovulando y me ve como un juguete sexual andante.

Ojo, no me quejo. Yo gustoso de ser usado como su juguete sexual.

Su hermoso vestido negro de seda estaba a la mitad de su abdomen y, por decisión propia, ella no usaba ropa interior; lo cual hace mi trabajo muchísimo más fácil y placentero. Sus exquisitas piernas completamente abiertas para mí y mis dedos recorriendo entre ellas, entrando y saliendo mojados por su excitación.

—Te he dicho...—ella definitivamente estaba más agitada que yo y le costaba hablar sin soltar jadeos constantes.—Que no me hables en español mientras-¡Ah! ¡Mierda!

Inclinó la cabeza hacia abajo asombrada para ver mi trabajo y yo sonreí, con la espalda firme sin dejar de mover mi mano.

—¿Sigo ahí?—consulto.

—Si, si, si ¡Más rápido!—me exige, enrollando sus brazos en mi cuello y apoyando la cabeza en mi hombro.

—Recuerda que no podemos hacer ruido.

—Nadie vendrá al cuarto de servicio, Logan—suspira y se aferra más a mí.—¿Ya puedo quitarte los pantalones?

—Si me desnudo y alguien nos interrumpe...

No me dejó terminar porque comenzó a besarme descontrolada y salvaje. Sentí una de sus manos jalar el cabello de mi nuca y sus piernas enrollarse en mi cuerpo.

Créanme que si mi padre no hubiera convertido mi habitación en un gimnasio, me cogería a Bianca Donatelli ahora mismo de todas las maneras posibles. Pero estoy seguro que ya Lindsey debe estar buscándonos afuera y no tengo forma de cerrar el cuarto de servicio ya que no tiene seguro. Por ahora, solo puedo complacerla masturbandola hasta que nos podamos ir a casa.

—No me hagas esto ahora, Hottie.—susurró contra mis labios sin parar las caricias en mi nuca.—Te necesito.

¿Por qué será que las mujeres nos tienen a sus pies con un par de palabras y caricias? Esto es manipulación.

—No tienes que desnudarte por más que me encantaría verte completo.—insistió, retirando mi mano de su intimidad y la pone entre nuestras caras.—Solo te voy a abrir el cierre del pantalón...

—Ajá...—asentí como idiota.

—Bajo un poco tu bóxer...

Sentí su mano rozar mi miembro erecto desde hace rato y por instinto usé mi mano limpia para tomar el cuerpo de Bianca y pegarlo más a mí. Nuestros sexos se presionaron y soltamos un gran suspiro.

—No puedes salir con el webo parado ¿Qué dirán Larry y Lindsey?—ella finge inocencia.—Suerte para ti que soy una mujer que resuelve crisis.

—Y que las provoca también.—respondo yo, pasando mi lengua en los dedos mojados por ella.

Ella sonrió perversa.

—Te fascina ser provocado, Lerman.

—Solo si es por ti, Donatelli.

Ahora fui yo quien tomó la iniciativa de iniciar el beso mientras que las manos de Bianca me acariciaban. Creo que jamás me cansaré de esto.

—¡Bianca! ¡Logan! ¡Los estamos esperando para soplar las velas!

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 28 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La pajua de Bianca | Logan LermanWhere stories live. Discover now