Capítulo 28: Like His Father

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Todo lo veía negro.

Estaba dentro de la oscuridad absoluta.

¿Cómo había llegado allí? ¿Qué estaba haciendo antes de estar aquí?

Y de pronto, como un flash le llegaron todos sus recuerdos a la mente, desde cuando era pequeño hasta la actualidad.

En la que había muerto.

¿Realmente murió? Esa duda se aclaró en su mente en cuanto vio a cierto esqueleto familiar delante de él.

Vestido con una larga túnica negra que lo cubría desde la cabeza hasta la punta de sus pies, junto con su característica guadaña que nunca soltaba entre sus manos.

—No creí verte aquí tan pronto, Killer —dijo Reaper, sonriendo como de costumbre.

—... En serio... ¿Yo morí aquí? ¿Morí dando a luz a mi bebé? —se pregunto en bajo, viendo a lo que aparentemente era el suelo.

—Si, Geno te lo dijo. Era muy poco probable que sobrevivieras dando a luz tu solo —respondió directamente, acercándose más al esqueleto.

—Yo... No quiero morir, necesito estar con mis cachorros, ellos me necesitan aún son muy pequeños, uno es apenas un recién nacido —decía mientras retrocedía unos pasos.

—Vamos Killer... No me hagas esto más difícil —pidió Reaper.

—¡No! ¡No puedo dejar a mis hijos huérfanos! Y mucho menos a merced de que puedan ser encontrados por Nightmare —aclaro sin rechistar con voz firme, buscando alrededor algo, aunque sea una señal de que pudiera volver. —¿Sabes qué pasaría si el los llegara a encontrar...?

—Lo siento Killer... Yo no puedo hacer nada —respondió en bajo y desanimado, causando que Killer simplemente se quedara con la mirada perdida y pensativa. —... ¿Quieres verlo? ¿Antes de partir?

Killer asintió en bajo, respirando profundo y lento, en un parpadeo parece como si todo se hubiera iluminado, mostrándose la sala de hospital en la que estaba Killer con los doctores haciendo todo lo posible para revivirlo antes de que este se convirtiera en polvo, pero parecía inútil, pues varios fragmentos de su cuerpo ya se comenzaban a desvanecer en el aire.

Y aparentemente ningún doctor podía sentir su presencia, ninguno podía, pues ante ellos la presencia de Killer y de Reaper no existían, eran invisibles para los demás.

—Ven, te enseñaré donde está tu hijo —dijo comenzando a caminar, y detrás de él lo seguía un Killer qué veía incrédulo la escena detrás de ellos.

Caminaron un rato hasta que llegaron a la sala de recién nacidos, donde ya no había nadie más que los bebes durmiendo profundamente, fue allí cuando finalmente lo vio, a su pequeño bebé durmiendo plácidamente en su pequeña incubadora.

—... Es tan pequeño, es igual a su padre —soltó en un hilo de voz, acercando sus manos hacia el bebé como si intentara tocarlo, pero al no lograr sentir la textura en sus manos simplemente simuló como si lo estuviera acariciando. —Perdóname Crescent... Hijo mío, me hubiera encantado estar aquí contigo...

Killer se arrodilló un segundo a los pies de la incubadora de su bebé, no estando listo para decirle adiós.

Hasta que en ese momento sintió una punzada en su alma.

Todo comenzó a verse borroso y sintió como si estuviera ahogándose.

Y en un abrir y cerrar de ojos estaba de nuevo en su cuarto de hospital, esta vez escuchando voces familiares.

—¡¡OUTER, SUELTA EL ALMA!! —gritó Science, intentando alejar a Outer de Killer.

El esqueleto de estrellas tenía entre sus manos el alma fragmentada de Killer, pero lo que nadie esta notando era que él estaba intentando revivirlo.

Pero no con magia curativa.

El le estaba dando la suya.

Estaba reemplazando las partes faltantes del alma de Killer con su propia alma, al menos para lograr que este se estabilizara.

—"Vamos... Por favor... ¡Vuelve!" —pensaba Outer con la esperanza de escuchar sus latidos otra vez.

—Toriel —soltó Reaper, causando que Killer levantara su cabeza, intentando recuperar el aliento con todas sus fuerzas.

Allí estaba ella, La Diosa de la Vida parada frente a ellos esbozando una suave sonrisa, invisible para todos los demás, pero visible para ellos.

—Perdóname querido amigo, pero creo que todavía no ha llegado su momento —dijo Toriel mientras se acercaba y tomó a Killer de sus mejillas, dándole un suave y tierno beso en la frente. —No me desilusiones pequeño, cuida bien de tus cachorros. Ahora, intenta respirar —Toriel le guiño un ojo y fue en ese momento en el que finalmente sintió como tras inhalar con la boca todos sus pulmones se llenaron de aire.

Los aparatos comenzaron a emitir sonido, las pulsaciones volvieron a sonar y fue en ese momento en el que Outer finalmente pudo soltar el alma de Killer para que los médicos comenzaran a revisarla, logrando que Science al fin pudiera sacarlo del cuarto de hospital dejando a los médicos trabajar.

...

. . .

.  .  .

Finalmente sentía como podía respirar con tranquilidad, sus latidos y todo el dolor que sentía se había desvanecido.

Quería quedarse así por el resto de su vida, sin preocuparse de nada, sin dolor alguno, estaba en un trance infinito del que no quería salir, finalmente estaba en paz...

... Pero... ¿Y sus cachorros? No podía dejarlos solos, ¿y si Nightmare los encontraba?

Esas preguntas lo inquietaban, causando que quisiera despertar.

Tenía un motivo para volver, y eso era sus cachorros.

Poco a poco, fue moviendo sus dedos lentamente, su mano, la muñeca y finalmente sus brazos.

Empezo a mover todo su cuerpo hasta que logro abrir sus ojos.

Y lo contrario a lo que pensó de que vería una luz cegadora frente a él, en realidad había una luz cálida siendo emitida por una lámpara de noche a un lado de él.

Este lugar lo reconocía perfectamente.

Estaba en su habitación, en su casa en la Omega.

Suspiró de alivio, intento moverse pero sintió como algo estaba conectado a su alma. A un lado de su cama estaba aquel aparato que monitoreaba su respiración y su pulso además de un suero que caía lentamente, parecía que habían acomodado su cuarto para que fuera cómodo y a la vez eficiente y eficaz.

Tras unos segundos de ver el techo, finalmente se levantó de la cama, estirándose y bostezando, en eso pudo notar algunas grietas que tenía en sus huesos alrededor de su cuerpo, seguramente eran cicatrices permanentes gracias a que casi se había convertido en polvo.

Afortunadamente el mástil que sostenía el suero tenía rueditas, por lo que no tuvo que desconectarse para llevárselo consigo, aunque lo que si tuvo que desconectar fue su alma del aparato grande.

Tomo el suero y comenzó a caminar fuera de la habitación viendo alrededor de esta. Algunas cosas habían cambiado.

Habían fotos de Outer, Noir y Crescent, aunque todas parecían tener diferentes épocas.

¿Cuánto tiempo se había quedado dormido?

Bajo al primer piso y pudo notar que no había nadie en casa, pero todo estaba perfectamente arreglado, limpio y acomodado. Sin duda esto era un hogar.

Fue en ese momento en el que escuchó voces fuera de la casa.

—Noir, ¿puedes ayudar a tu hermano a hacer su tarea? Mientras tanto haré la cena —escuchó la voz de Outer acercarse, escuchandose a la vez el sonido de llaves.

—¡Si! ¿Después podemos seguir leyendo el libro que dejamos ayer junto con papá? —respondió una voz infantil emocionada. Sentía como su corazón había dado un vuelco.

—Claro, seguramente que tu padre lo está disfrutando tanto como a ustedes-

Y en el momento en el que la puerta fue abierta todo quedó en silencio.

Daré mi vida por ti [Nightkiller] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora