Capítulo 2: Frustración

75 25 30
                                    

—¿Por qué fallo en cada cosa que intento? -gritó Alexia reprimiendo sus ganas de pegarle un puñetazo a la mesa que tenía enfrente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Por qué fallo en cada cosa que intento? -gritó Alexia reprimiendo sus ganas de pegarle un puñetazo a la mesa que tenía enfrente.

—Solo te hace falta seguir intentando y...

—¿Cuánto más? —Sus ojos rabiosos se posaron en la cara semitransparente de la abuela Halia—. ¿Cuánto tiempo voy a tener que pasar sentada aquí intentando y fracasando?

Suspiró violentamente y guardó silencio mientras intentaba alejar los pensamientos intrusivos que le decían que era una inútil y una idiota por no haber abandonado todo ya. Falló en eso también, siempre fallaba. Aparecieron todos juntos como una bandada de cuervos y se amontonaron para comer los restos de su desinflada autoestima.

—¡Agh! Estoy harta de esto. —Estiró el brazo, y con un barrido en el aire, tiró al suelo todas las velas que hasta hacía un instante había intentado encender sin tocar. Cualquier otra persona hubiese conseguido hacer arder la mesa entera sin proponérselo con la furia que emanaba de sí, pero Alexia no.

—Nadie se convierte en un experto con solo un par de horas de práctica y tan poca paciencia.

—¿Par de horas? Me pasé los últimos cinco años tratando de meter un montón de información en mi cabeza para mover sillas, hacer pociones curativas, contactar a los muertos. ¿Para qué? Todo esto no ha servido nunca de nada.

La abuela, que estaba recogiendo las velas del suelo, se paró en seco. Su figura descolorida siempre desconectada de los objetos sólidos se convirtió en una mezcla de colores difusos cuando se irguió para recuperar la misma forma rechoncha y enrulada de siempre. La expresión tranquila y compasiva que había mantenido hasta ese momento cambió por una que denotaba seriedad. Alexia creyó por un segundo que se había sentido ofendida al escuchar que aquello a lo que la familia entera había dedicado su vida era una pérdida de tiempo, pero no fue así. Esa conversación, como todas las demás, terminaría desembocando en aquel día.

—No entiendes nada —dijo la abuela mientras se acercaba—. A veces parece que no te diste por enterada de lo que está en juego. La magia es lo único que te va a permitir defenderte...,

—Nunca podré hacer nada en contra de todas las brujas del Círculo.

—...y tú te pasas los días mirando el techo y repitiendo que nada te sale bien —continuó la abuela sin escucharla—. Realmente no puedo creer que te comportes así cuando de esto depende tu vida.

Alexia bajó la mirada, el enojo se le mezcló con un poco de angustia. Deseó desaparecer, como deseaba cada segundo desde el día en que la Maestra apareció muerta y la culparon a ella del crimen.

—No me importa que todo termine. Quiero que sea así —murmuró.

—No digas estupideces. —El grito de la abuela pisó sus palabras deprimentes.

—Es lo que quiero. —Se encogió de hombros.

La abuela hizo de cuenta que no la escuchó y continuó juntando las cosas del suelo. Llegaban a ese punto en la conversación más seguido de lo que Alexia hubiese querido. Ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo pasó desde que dejó de importarle simular tener esperanzas de salvarse de algún modo. Lo único que sabía es que desde la primera vez que lo dijo, la abuela había reaccionado siempre igual: irritación y silencio. Alexia ya no solía sentir muchas cosas más que angustia e ira de vez en cuando, no obstante el silencio de la abuela la atravesaba y la dejaba vacía por completo.

Cauterio #PGP2024Where stories live. Discover now