Capítulo 24: Lo que pudo haber sido y lo que es

9 6 0
                                    

A Alexia no le costó mucho arrepentirse

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

A Alexia no le costó mucho arrepentirse. Bastaron tan solo pasar un par de horas sola en la penumbra de su habitación oyendo el silbido del viento y los arañazos del gato de Julia en su puerta. No sabía por qué se había alejado y a la vez lo entendía perfectamente. Sin embargo, nada de lo que pudiera pensar tenía sentido, ni nada iba a hacer que el malestar que le invadía el pecho desapareciera. No podía dormir, conforme pasaban las horas fue testigo de cómo se le iba aletargando el cerebro y se convertía en un zombie, pero se negaba a apagarse.

Por la mañana en el desayuno, lo único que pudo hacer fue resignarse a la contemplación. Las manchas de humedad del techo, el revoque cuarteado, la puerta de la alacena que pendía de un hilo y la cucaracha muerta en un rincón. Donde quiera que mirara, todo era feo. Hasta el café que estaba bebiendo le sabía a mierda. El panorama cambió un poco cuando Halia llevó al abuelo a desayunar. Era lo primero que Alexia veía en el día que no era horrible.

—Buenos días —le dijo la abuela, pero a Alexia no le llegaron sus palabras a través de la neblina de su mente.

Halia sentó al abuelo al otro lado de la mesa y le sirvió el desayuno como todas las mañanas. Cuando terminó, se quedó a su lado, con una mano imperceptible posada sobre el brazo de su marido, sin decir nada porque él no iba a escucharla. La abuela lo miraba y sonreía cada tanto, pero era imposible no percibir en su mirada un deje de tristeza.

Alexia se preguntó si era solo por el abuelo que ella se había quedado como fantasma y si se iría de ese plano el día en que él muriese. La abuela se había asegurado de estar a su lado a pesar de saber que nunca podría romper las barreras que la separaban de él, a pesar de saber que iba a sufrir.

El único consuelo que le quedaba a Halia era que al menos el abuelo no padecía, todo el dolor lo llevaba ella. No se sufre por la pérdida cuando uno no recuerda lo que tuvo. Sumergirse en el olvido resulta un buen analgésico. Consciente o no, eso es lo que había hecho él. Pensándolo de ese modo, a Alexia ya no le parecía tan trágico perder la existencia en la memoria de los demás.

«Quedarse...», se dijo Alexia. «Y yo ni siquiera fui capaz de permanecer una mala noche».

—¿Qué pasó ahora? —preguntó la abuela y, esta vez, logró sacarla de entre la neblina.

—Creo que lo he arruinado todo —murmuró Alexia después de un rato.

—Hiciste la evocación —dijo la abuela con tono alarmado.

—¿Eh? —inquirió Alexia. No había pensado en eso en toda la noche y el recuerdo de lo que sucedió con Nacyuss solo hizo que se sintiera peor—. No, es otra cosa, algo que no creo que tenga solución.

—Todo tiene solución, menos la muerte.

—Es fácil decirlo. Yo no suelo encontrar buenas soluciones a nada.

—¿El futuro no te ha dado una pista?

—Nada.

Más de una vez, incluso antes de año nuevo, había intentado hacer trampa fingiendo decisión y buscar en la bola de cristal una respuesta a la pregunta que hacía años rondaba por su cabeza. Nunca la vio, por lo que interpretaba que no era el momento. Estaba segura que si lo intentaba otra vez, no obtendría nada ni siquiera ahora que se le terminaba el tiempo.

Cauterio #PGP2024Where stories live. Discover now