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El top rosa

—¡Joder, no encuentro el puto top!

—¿Dónde lo dejaste?

—¡Aquí! Lo juro por mi madre —Sadie se lleva la mano a su frente frotando su sien mientras sigue rebuscando en todos sus cajones.

Tenía ansias de que llegara el primer día de uni, pero nadie me dijo que a veinte minutos de que empezara la primera clase iba a tener que ayudar a mi compañera de cuarto a buscar su querido top rosa. Entre toda la ropa habíamos encontrado multitud de tops, de mil formas y colores, pero Sadie insistía en ese. ¿Por qué? Porque hoy tenía las pruebas para entrar al equipo y supuestamente le da suerte.

Llegó un momento que la insiste en que buscara otra cosa que ponerse, cualquier cosa con tal de no llegar tarde, pero cuando estaba a punto de tirar la toalla los astros se alinearon.

—¡Aquí! —debajo de unas medias de rejilla saca el top y sonríe ampliamente mientras se lo coloca y después peina su cabello oscuro con las manos desenredándolo— Ya estoy lista.

Recojo el bolso del suelo con todos los libros y el ordenador y arrastro el cuerpo de Sadie fuera de la habitación. Sadie estudia arte creativo y diseño mientras que yo voy una rama mucho más... compleja, arquitectura y construcción. Parece difícil y espero que no lo sea.

Al entrar a la clase muchos de mis compañeros ya están sentados y enfrascados en sus ordenadores, descargando los libros de internet o jugando al solitario. Un chico de pelo rubio y liso iba ya por el nivel 14 cuando el profesor de la primera clase entra y deja todas sus cosas en la mesa.

Dos horas después el profesor se toma un respiro y nos manda a todos afuera, la clase se había terminado y no se quien estaba más dormido si nosotros o el timbre que no había sonado.

Recorro los pasillos tarareando en la cabeza la música que estaba escuchando mi compañero de pupitre en los auriculares, hacía años que no escuchaba esa canción. Creo que es de una película de Disney Channel, pero a saber como se llama ahora esa película.

Al salir de la cafetería con un café calentito y un bollito de crema me quedo pensando en mis próximas tardes haciendo apuntes sin parar. No es por poner obstáculos a mi increíble curso, pero mi profesor, el señor Brown, no es que se esmere en explicar las cosas, sino que repite lo puesto en el libro y se queda tan pancho. Eso significa horas y horas en la biblioteca.

Mamá ya me había advertido que la universidad no es igual —ni por asomo— al instituto, y que, si por algún casual, no estudiaba todos los días no iba a aprobar ni una asignatura. Cada vez que lo repetía mi cabeza no dejaba de asentir, esperando a que terminara el discurso diario de cómo quitar la motivación. Llegó un momento que tuve que aprender a desconectar y poner mis pensamientos en otro lugar lejano.

Sigo con mis cosas en la cabeza cuando me topo con unas chicas y algo reconocido de esta mañana: el top rosa de Sadie.

Me quedo mirándolas, se ríen mientras caminan con pasos largos alejándose a toda prisa de lo que parecía la entrada a la pista de baloncesto de la universidad. Entré dejando que el silencio me dejara pensando si ellas hubieran salido de allí. Mis sospechan se vuelven ciertas cuando un grito de una voz reconocida me hace reaccionar yendo al vestuario de chicas.

Entro y veo a Sadie con sus leggings negros bien ajustados marcando su perfecta figura y con una toalla cubriéndose sus pechos. Su mirada enfurecida se topa conmigo cuando está apunto de tirar una de sus zapatillas y al verme se frena aunque la tira contra el suelo con fuerza.

—¿Qu...

—¡Esas hijas de puta me han quitado mi top rosa!

—¿Una de pelo claro, como si le hubiera caído un cubo de lejía encima?

Precavidos sentimentales {Parte 1 ✔️ y 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora