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Pues habrá que ganarse a los suegros,
¿no?

Lena

Las fosas nasales se me abren del gran y agradable olor que desprende la cocina. No recordaba lo rica que es la comida de papá hasta que abandoné esta casa y me vi comiendo tacos y pizza casi todos los días de la semana.

Hunter sigue dormido en su colchón. El pelo le cae por la cara, ronca ligeramente y la almohada se le ha caído a un lado. Todo un príncipe encantador.

Me levanto con cuidado de no despertarlo y bajo las escaleras. El café es lo que más añoro, papá siempre echa canela por encima... es la combinación perfecta.

Recorro el pequeño pasillo y no hay nadie, solo la cafetera desprendiendo ese magnifico olor. Me sirvo en mi taza, una blanca con unas flores que alguna vez habría pintado. Cuando me volteo veo a papá a través de la ventana. Esta en el porche, sentado en el pequeño balancín que tenemos con una taza apoyada en la barandilla y un libro entre manos.

—Buenos días —digo saliendo de casa, notando ese frío que te congela de las mañanas de enero.

Papá alza la cabeza y sonríe.

—¿Te creerías si te digo que nunca pensaba que fueras a pillarme así?

—¿Leyendo? —inquiero apoyándome en la barandilla, al lado de su taza. Él asiente cerrando el libro. Suspira mirándome con ternura— ¿Desde cuando lees? Creía que no te gustaba.

—Bueno —ríe—, eso es bastante fácil de explicar. Mamá empezó a leerte y tú todas las mañanas me contabas lo que pasaba en el libro. Cuando te fuiste solo aguante un día, supongo que te empecé a extrañar mucho más de lo que esperaba —su tono se vuelve gracioso—. Te fuiste y no sabía cómo continuaba el libro. Tenia que saber que pasaba.

Miro el libro, luego a papá.

—Ese no es el libro.

Asiente.

—No, no lo es. Pero cada vez que las palabras pasan a mi cabeza es tu voz la que escucho, contándome la historia.

Miro a otro lado, un nudo se hace en mi estómago.

—No pensaba llorar nada más despertar —admito—. ¿Dónde está mamá?

Si sigo por el mismo camino al final sí que acabaré llorando, involucrar a mamá para cambiar de tema ha sido un intento de escapar de ese final.

—Está en casa de la vecina —explica—, no sé a qué la verdad.

El silencio reina a través de los barrotes de madera que rodean el porche. Acabo por sentarme en el suelo apoyando la espalda justo debajo de la ventana por donde había visto a papá. Doy varios sorbos de café caliente sintiendo ese cambio de temperatura que mi cuerpo agradece.

—¿Y de qué trata? —vuelvo a decir al cabo de un rato.

—Es un thriller de esos, detectives, policías, asesinatos...

—Es muy tú —bromeo—, sobre todo por papel de asesino.

—¿Así me ves? —suelta una risa burlona.

—Si no hubiera estado en frente de Hunter ayer lo podrías haber asesinado en tres segundos.

—¿Tres? Me subestimas.

Los dos reímos, creo que no solo añoraba el café.

Da un ligero suspiro y vuelve a hablar.

—Conque... novio, ¿eh?

Precavidos sentimentales {Parte 1 ✔️ y 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora