11

14 2 2
                                    

La chica del sushi

—¡De Kimetsu no yaiba! O de Jujutsu Kaisen o también podríamos...

—¿En qué idioma me estás hablando, Mark? Porque no entiendo una mierda —Sadie pasa diferentes faldas por delante de su cuerpo.

—Japonés—vuelve su cara con aire de querer matarla—. ¿Es que nunca has visto algún anime?

—Pues no.

Recita diferentes nombres, supongo que animes famosos de los que teníamos nulo conocimiento de ello. Las ideas de disfraces iban perdiendo sentido cada vez que aparecía una nueva y alguien lo tiraba por la borda, nada era suficientemente bueno. Por eso Mark empezó a decir animes, pero tampoco fue buena idea. Aunque es una ayuda salirse de la zona de confort.

—¿¡Pikachu!?

—¡Eh! Conozco a pijaxu, no soy taaan ignorante.

—Déjame que lo ponga en duda.

—Es igual, no me voy a disfrazar de Pokemon, Mark. Quiero algo sexy. Algo que diga "estoy buena y lo sé".

Mark y yo nos cruzamos de brazos. No era especialmente nuestra idea de disfraz conjunto.

Durante las últimas semanas mis únicas preocupaciones eran los exámenes, ninguno se esperaba que encontrar un disfraz de Halloween fuera a costar tanto y aquí nos vemos. Buscando un disfraz a un día de Halloween. A estas alturas nuestras únicas propuestas queriendo salirnos un poco de lo típico, era una tienda de segunda mano con disfraces de chucky, bruja y gatita sexy.

Entre Mark y yo queríamos convencer a Sadie de utilizar un disfraz más... original. Tampoco hacía falta gastarse un riñón, lo único es que tuviera algo de gracia y que no lo llevaran 3 de cada 5 personas.

—¿Puedes pensar en un momento en alguien que no sea tu misma? Ya sabemos que estás tremenda, pero por una noche que te disfrazas hazlo de algo interesante.

Sadie deja la falda en su sitio y bufa andando hacia nosotros. El tinte empezaba a dejar caer dejando ver sus raíces oscuras y sus mejillas estaban más rojizas a causa del frío. Mark, por otro lado, se había dejado un poco de barba y su pelo color azabache estaba bien peinado hacia los lados, como esos chicos que ves en Instagram con rulos en la cabeza.

—¿Y qué habíais pensado?

—Yo tengo una idea —ambos me miran y sonrío con picardía—. Lo he estado pensando y creo que nos pega mucho.

Les enseño la fotografía de donde había cogido la inspiración y ellos sonríen a la vez. Creo que, por una vez, todos estaremos de acuerdo en algo. Empezamos a ver si podemos conseguir algo parecido y por suerte conseguimos todo lo esencial, aunque faltaban unas cositas por resolver.

—¿Quién será la princesa Peach? —pregunto con la sensación de que se acerca otro debate.

—Seras tú, Lena. Eres rubia, eso es ya un punto a tu favor, además ese vestido te hará un culo tremendo —me atraganto con los tacos y me obligo a beber agua para que la carne picada no se atore en la garganta—. ¿Qué?

—Eres idiota.

—Soy realista.

—¿Y por qué no lo es Sadie? —la miramos, ella está peinando uno de los bigotes que hemos comprado, nos mira y, enfurruñada, niega con energía—. Yo no quiero ser la princesa Peach. Tendréis que buscar sustituta.

—¡Está bien! Lo seré yo.

Ambas miramos a Mark, estaba terminando de beber su refresco, lo hacía adrede para que no pudiéramos contestar a nada. Buena estrategia. Al final tenía que responder, esto no se podía que dar así.

Precavidos sentimentales {Parte 1 ✔️ y 2}Where stories live. Discover now