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¿Qué hay mejor que unas tortitas
cuando tienes resaca?

Contra todo pronóstico no nos hemos ido de la fiesta aún. Después de todo lo que había pasado con Kate la fiesta podría haber acabado por completo, pero Rui se encargó de que eso no pasara. Además, los chicos del equipo habían propuestos juegos de beber y eso hizo que quedara el pasado atrás mientras nos poníamos ciegos a alcohol y risas.

El resto de la noche Sadie se quedó conmigo, preguntándome si necesitaba algo o si quería volver a poner hielo. Cuando Sadie se preocupa por ti es adorable, saca su lado más maternal y delicado. Milo también había estado pendiente de mí las dos primeras horas, pero después de que le repitiera que estaba bien no volvió a sacar el tema.

No sé de qué estarían hablando Kate y él, pero se veía muy afectada y aunque intentó que la conversación no se haga bucle no puedo dejar de pensar en lo que dijo de que yo me acabaría enterando de todo. Se lo que estás pensando, ves y pregúntaselo. Es lo fácil, lo sencillo. Pues la verdad es que no es tan sencillo ni fácil. Ya he jodido parte de la noche y no iba a joder la otra mitad. Sería una conversación que tendría en otro momento, ni de coña lo haría ahora.

Nick se sienta a mi lado con dos botellines de cerveza y me ofrece uno. Bebo varios tragos y se apoya con la espalda en la pared. Si hace dos años me hubieran dicho que son las 6 de la mañana y que estoy en la fiesta de mi hermano en la universidad, no lo hubiera creído. Nunca.

—¿Qué tal las manos?

—Mejor, apenas me duele —miento y él acepta la respuesta aunque su mueca me hace pensar que me ha pillado la mentira.

Desde aquel encuentro en el baño no había vuelto a hablar con Hunter. Se había ausentado varias veces para hablar con Milo y con otros del equipo. Le seguía con la mirada cuando pasaba cerca y sentía cosquilleos cada vez que me pillaba mirándolo.

—¿Os vais a quedar a dormir, no? —pregunta Nick dejando la cerveza entre sus piernas—. Es tarde, no es plan de que volváis tal como estáis.

Aunque hubiera pasado toda la pelea eso no quitaba que Sadie y yo vamos bastante, más que eso, perjudicadas. La última vez que pasó esto me llevaron a casa y di gracias a Dios porque Sadie apenas había bebido y pudo soportarme con la gran resaca que tenía encima. Pero ahora las dos estamos en las mismas condiciones y encerrarnos en el cuarto de la residencia con resaca iba a ser mala idea.

—¿Y dónde dormiríamos?

—Pues para Sadie es fácil.

Como era de esperar, bueno, en realidad no lo sé si sería de esperar, pero Sadie y Seb habían hablado y todo se había quedado bien. Exactamente no sé qué han hablado, pero recuerdo que todos estaban bebiendo chupitos cuando uno de ellos "accidentalmente" se lo había robado Seb y ella no tardó en reaccionar besándole la comisura. Después ya os podéis imaginar. Sadie sentada encima de él, Seb queriendo mantener las distancias aunque claro, ha pasado lo que tenía que pasar.

Palabras de mi querida amiga: "son amigos que se quitan las ganas y estrechan lazos". Eso fue lo último que dijo antes de que subieran las escaleras hasta el piso de arriba, donde tienen las habitaciones.

—Tu puedes dormir en mi cuarto. Yo dormiré en el salón.

—No puedo hacer que duermas en el sofá. Estoy en tu casa, yo debería dormir en el sofá.

Echa a reir y da otro sorbo procurando que nada se escape de su boca.

—Mira, lo diré con cariño, me caes bien y si duermes aquí cuando uno del equipo de vea va a pensar que estás perdida y van a querer ayudarte como caballeros que no son.

Precavidos sentimentales {Parte 1 ✔️ y 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora