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Un objetivo,
la novata,
y un pleno

Las clases se estaban haciendo demasiado largas, en general el jueves se está haciendo muy largo. Mejoró algo cuando Mark se sentó a mi lado y estuvimos comentando la jugada del café en forma de catarata sobre la cabeza de Kate Reche.

Mark me estuvo hablando de ella, la conoce bien. Era su compañero de piso antes de que ella se mudara a una hermandad. No escatimó en contar que la tía se llevaba a varios chicos a su habitación mientras sabía que Mark estaba allí. Por eso Mark tampoco la tenía mucha estima y no intentó contener la risa recordando el momento catarata.

—¿Haces algo esta noche?

Mark no quería venir a la fiesta del viernes. Dice que no es su ambiente y que lejos de divertirse se verá entre personas morreandose mientras trata de no vomitar por el olor a alcohol. Me rendí después de insistir tres veces, parece tener sus límites bien fijados.

Entre las diversiones de Mark está construir legos y leer mangas. Todo un universitario en contra de lo común. En realidad, le admiro. A mí tampoco me apetece encontrarme con otra ronda de chupitos de tequila, pero todo sirve para echar en cara a Milo que no es tan perfecto como papá y mamá creen.

A la espera del autobús Mark se quedó esperando conmigo, él tiene coche, pero le he repito varias veces que se vaya directo a su apartamento ya que le queda bastante lejos. Ha aceptado, pero dice que mientras espero el bus también se queda el esperando.

Sadie y yo apenas habíamos hablado desde esta mañana, tenía que entregar un trabajo mañana y no iba a salir hasta tarde de la biblioteca. Así que la comida iba a ser una comida solitaria mientras me organizaba las siguientes tareas. No volvimos a hablar de lo que pasó el otro día con su hermana y creo que es lo mejor. Sé que no llevo mucho tiempo conociendo a Sadie, pero jamás la había visto tan afectada. No sé qué le dijo su hermana, pero tuvo que ser algo muy malo. A saber qué podría ser.

—¿Hoy entonces tienes clases?

—Sí...

—Te entusiasma —la ironía va desde su sonrisa hasta el choquecito de hombro.

—Creo que voy a ver un vídeo en YouTube de cómo dar clases de baloncesto.

Se echa a reír justo cuando le llega una notificación.

—Joder, tu hermano está que se sale —pongo los ojos en blanco, Mark también es un aficionado del baloncesto, qué genialidad, ¿verdad?—. En un amistoso han ganado 103 - 88.

Oh, interesante.

—Sé que encanta tu hermano, y me encantará saber cómo te va la fiesta de mañana —sus carcajadas las opaco con otro choque de hombros que indican lo pesado que es con el tema. Me lleva recordando la fiesta de mañana todo el día, sabe que no quiero ir y picarme con el tema le hace gracia. No os voy a mentir, a mi también me hace gracia con todas las suposiciones que se inventa—. Da gracias que le viste sin camiseta y con pantalones en vez de ser al contrario.

—Eres un asqueroso.

Sube sus cejas y sonrió al ver que a él no le parece tan repugnante.

—No puedo creer que todo el mundo esté colado por Milo, no es justo. ¿Qué hay de mí?

—Si te sirve de consuelo no estoy colado por él, pero tiene buenas vistas. Busco algo más que músculo y buenos bíceps —se queda pensando cuando el autobús empieza a reducir la velocidad y saco mi tarjeta de transporte—. Aunque...

Le doy un empujón y le obligo a meterse en su coche antes de que pueda decir algo más que me haga vomitar. Me despido de Mark y pongo mis auriculares una vez estoy sentada en el autobús.

Precavidos sentimentales {Parte 1 ✔️ y 2}Where stories live. Discover now