، 🌼 : Capítulo 24

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Alza el maletín negro que descansaba en el suelo y lo deja caer en el escritorio de madera, el sonido pesado del objeto hace eco en la callada habitación.

Él lo mira a él y él mira a ella, los tres estaban en una lucha de miradas, peleando por querer sostenerla más tiempo. El más grande de todos suspira, no de cansancio, era una señal.

Él se pregunta como llegó hasta allí. ¿Por qué lo había traicionado?

🌼

Rebusca entre sus cajones algún suéter caliente para darle al omega que parecía desesperado.

—Alfa —lo llama desde la habitación.

Jungkook luce algo desconcertado y preocupado, Jimin, su omega había estado actuando raro estos días. No quería preguntarle a él directamente que pasaba porque se ganaría un regaño por preguntar lo obvio o que le dejase de hablar.

Bueno, en lo que buscaba aquel suéter rojo que el solía usar para ir a correr que tenía su olor impregnado, Jimin estaba al pendiente de que Jungkook no se enterara que él tenía el suéter. Alza un poco la sábana y lleva a su nariz aquella prenda de ropa, podía morir allí mismo.

Jungkook rendido de buscar decide tomar otra de ahí mismo, no recuerda donde demonios la dejó.

—Bien cariño, ten. No encontré la roja pero esta es caliente y sé que te gustará.

Le sonríe y deja el suéter en un lado de él. Jimin le mira y asiente, agarra entre sus manos la tela y la huele, la abraza y sin decirle palabra alguna a su alfa se da la vuelta y se queda hecho bolita aún con el suéter.

—Mhm, bebé ya me iré a trabajar por que voy un poco tarde, te amo.

Con el ceño fruncido y muchas dudas salió de la habitación.

Cuando Jungkook llega a la oficina nota a varios de sus empleados casi corriendo por los pasillos, frunció el ceño por aquello pero aún así no preguntó nada, caminó directo a su oficina.

Al abrir la puerta nota el ambiente raro, aún así entra, arruga la nariz ante un nuevo aroma en el ambiente. De reojo nota una silueta delgada sentada en el mueble que está a un lado de la puerta, lo ignora. Camina hacia su escritorio aún sin mirar hacia allí, preguntas y más preguntas en su mente, su alfa está algo desesperado desde que dejó al omega en casa. ¿Qué demonios estaba pasando hoy?

—¿Acaso ya no me notas? —de fondo se escucha una voz aguda.

Deja su maletín en el suelo y se voltea, mierda, lo sabía.

—¿Dónde estuviste todo el tiempo? Te están buscando.

—Oh cariño, no iba a dejar que me agarraran tan fácil —la chica se paró de su lugar y a paso lento camino hacia Jungkook que la miraba neutral.

—Hyesun tienes que irte de aquí, te daré la oportunidad de que te vayas sin tener problemas, quitaré los cargos pero solo vete —el alfa habla con sinceridad, si tan sólo acepta, esto se acaba.

—No Jungkook —negó con la cabeza—. Esto no puede terminar así, por que... ¿Ya no recuerdas lo especial que éramos? Lo teníamos todo —acarició sus manos que estaban apoyadas en las orillas de la madera.

Jungkook quitó sus manos de aquel toque que se sentía como espinas raspando su piel.

—¡Basta de una vez! ¡Estás loca! ¿Tú hiciste todo eso afuera verdad? —acusa con los dientes apretados y ojos tornándose rojos.

Ella sonríe. La ropa que usaba estaba desgastada, un saco gris con varios hoyos visibles, un pantalón de chándal mal amarrado, sus muñecas estaban vendadas como si hubiera hecho algo malo en esa zona, su piel estaba de un tono pálido casi transparente. Aún así, Jungkook no la odia.

Jungkook odia su actitud no a ella.

—Tal vez si, tal vez no. Tenía que entrar aquí para hablar, porque necesitamos rescatar esto, alfa.

En tu vida vuelvas a decirme así, tú no eres mi omega y yo no soy tu alfa —la voz.

Ella cierra los ojos y cae al piso de rodillas mirando sus manos.

—J-Jungkook nunca habías he-hecho eso —temblaba como gelatina.

El alfa respiraba intranquilo, su rostro estaba rojo de furia. Nadie que no sea Jimin podía llamarlo de esa forma.

Cierra la boca de una vez, ahora, tomarás toda tu mierda y te irás de mi vida, me dejarás en paz de una vez Hyesun.

En este punto su alfa había tomado el control de él. A comparación de Jungkook, su alfa era mucho más fuerte, su ira incrementaba rápido y podía romperte los huesos en segundos como pequeñas bolitas de gel.

Ella asiente rápido, nada salió como pensaba.

Seguía aún en la misma posición con miedo de dar un paso en falso y que aquel alfa furioso acabara con ella, a este punto ya no sabía si Jungkook había cambiado. Tal vez ella hizo mal desde un principio, se obsesionó de una manera tan tonta, se descuidó, descuidó su vida, lo había perdido todo.

—M-Me iré y no sabrás de mi, lo-lo prometo —se levanta como puede de allí.

La mira sin hablar aún en la misma posición del principio, puños cerrados y respiración intranquila, pero en su pecho pasaba algo más, omega, cuidar, Jimin.

Cuando ella sale cae hacia atrás en la silla, se apoya de esta y cierra los ojos fuerte, mierda.

margaritas › kookminWhere stories live. Discover now