Capitulo 15

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Capitulo 15

—Nos alegra que hayan podido asistir. —había dicho el hombre sentándose en la cabecera de la mesa.

Estaban perfectamente distribuidos ya que la mesa era verdaderamente grande. Baran quedaba a la otra punta de la mesa, y por el lado derecho se había sentado su madre y Rosio se había sentado en el lado izquierdo, Khata por su parte tuvo que sentarse entre Rosio y Gabriel el cual le sonrió con calma, por una extraña razón toda la familia era muy amable con ella. Celeste y Kaleb los cuales no paraba de mirarla de reojo se encontraban frente a ella dejando un espacio en entre ellos. La mesa estaba repleta de comida y vinos para compartir.

—A nosostros también nos da mucho gusto estar aquí está noche. —dijo Baran tomando un sorbo de su copa. —Mi hermana tuvo un compromiso que no le permitió venir.

—Pero ya habrá otra oportunidad para que nos acompañe. —le interrumpió Bárbara con una sonrisa fingida en su rostro. —La próxima cena debe ser en la hacienda Sandemetrio, deben conocer la hacienda el las caballerizas.

—Claro estaremos encantados. —habló Celeste con la clara intencion por apaciguar el ambiente pesado que se formaba después de cada oración.

Por una extraña razón parecían no encajar de ninguna manera y Bárbara estaba odiando ese suceso, a diferencia de Baran al cual le importaba lo más mínimo.

—Bueno. —Keith fue capaz de decir luego de un largo silencio mientras comenzaban a comer. —Baran, ahora estas al mando con los negocios de tu padre. —el recién nombrado asintió. —Tu madre me comentó algo sobre eso, veo que eres bastante entregado para eso.

Baran lo miró fijamente queriendo descifrar el trasfondo de sus palabra.

—Sí, es mi deber. —su voz salió casi como un golpe.

—Sí. —Barbara tosió de manera fingida. —Despues de la teajedia de mi esposo mi hijo tomó las riendas de la hacienda a la perfección.

—Sí, una lastima. Lamentamos mucho lo de señor Sandemetrio. ¿Fue un inoportuno...?

—Infarto. —terminó la mujer. —Mi amado y respetado esposo.

Khata quiso salir de ahí al escucharla. Era una hipócrita con todas sus letras, ni siquiera se notaba la tristeza en su voz y todos en la mesa se daban cuenta, pero la mujer seguía fingiendo como toda una actriz de telenovela.

—¿La señorita es? —preguntó Gabriel dirigiendo la mirada a Rosio con la clara intención de cambiar el incómodo momento.

—Soy Rosio, su sobrina. —dijo con una sonrisa coqueta la cual ignoró el hombre.

—Entiendo. —respondió el hombre. —Son primos, por un momento pensé que ustedes dos tenían algo. —Baran levantó la cabeza al escucharlo y la mirada que le dió dejó muy en claro que no le agradaba lo que acababa de decir.

—No. —dijo Baran con el rostro endurecido. —Es mi prima.

Sentenció sin agregar nada más.

—En realidad no del todo. —dijo Bárbara con una sonrisa. —Rosio es hija de mi hermano de crianza, por lo que en realidad no es prima de sangre. Solo de crianza.

La sonrisa de la mujer era enorme al decirlo, se notaba como le gustaba tener el control y como pretendía tener el control de su hijo hasta en ese sentido, sin embargo Baran nunca le había hecho caso.

—Pero es como si lo fuera. —Baran volteó el rostro en dirección a Khata la cual tenía por una extraña razón las mejillas calientes de vergüenza. —Nunca llegaría a tener nada con ella.

Khata ©Where stories live. Discover now