Capítulo 28

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Capitulo 28

Cuando estaba niño recordaba el miedo que le causaba sumergirse en el manantial que quedaba en la parte trasera de los cultivos. Ese manantial de aguas claras que lo único que brindaba era paz a cualquiera que se introdujera en el mismo. Le causaba miedo su color entre verdoso y celeste ya que creía que ocultaba alguna calamidad que acabaría con él sin que nadie llegara a salvarlo. Sí, era una tontería, pero era un sentimiento real que lo acompañó durante muchos años y a decir verdad no supo cuando dejó de sentirlo. Ahora era diferente, sentía miedo, pero no por él, a decir verdad jamás se le ha pasado por la cabeza el miedo de ser descubierto o el no querer admitir sus sentimientos abiertamente ante Khata. Jamás, ni por un segundo dudo de lo que empezó a sentir por ella cuando la veía. Ahora, esa sensación era diferente ya que lo rebasaba, sí, el miedo era por ella, por verla ahí llorando, herida y nerviosa de que alguien los encontrara. Era un miedo superior y uno que sabía que a diferencia del manantial, jamás lo abandonaría.

—Tranquila, mi amor. —susurró con voz dulce en un vano intento de calmarla.

Se apresuró a tomarle la muñeca luego de ver cómo el clavo la había rasguñado y comenzaba a sangran con rapidez. La camisa se llenó con el liquido demasiado rápido haciendo la escena realmente aterradora.

—¡Baran! —el grito de su hermana volvió a retumbar en sus oidos segundos después.

—¡Acassia! —gritó llamándola al momento que la rubia entraba al establo con rapidez.

Estaba solo a unos metros de distancia, pero el llamado los hizo creer por un momento que había entrado al lugar.

—Te estaba buscando, Rosio está... —habló mientras entraba sin embargo se calló de golpe al notar la escena y ver cómo Khata empezaba a llorar sin contenerse. —¡Khata! —gritó corriendo a su lado.

La recién mencionada no podía parar las lágrimas. Y el hombre frente a ella que no paraba de decirle cosas bonitas para tranquilizarla sabía el verdadero motivo de su llanto. Sí, lloraba sin parar pero no era por el dolor que estaba sintiendo, era más por el pánico que tuvo al pensar que Acassia los había descubierto. Baran comenzó a respirar con dificultad al ver la cantidad de sangre que salía y con presión trataba de detener un poco el sangrado.
Comenzaba a ponerse demasiado nervioso al ver el rostro de Khata envuelto en lágrimas sintiendo como esa escena se clavaba en su memoria de por vida. Odiaba verla llorar y era irónico ya que él había sido el principal causante de su llanto en el pasado.

—Respira Khata, por favor. —pasó sus brazos por debajo de las piernas para cargarla fuera del lugar seguido de una preocupada Acassia.

—¡¿Pero que pasó?! —preguntaba mientras Baran corría con Khata en los brazos rumbo a la hacienda.

Los peones miraron la escena con preocupación sin entender como había pasado tal suceso en tan poco tiempo. Entraron con rapidez al lugar encontrándose en la sala a una Rosio perfectamente envuelta en un vestido seductor y una Bárbara que se abanicaba el rostro un tanto enojada por la aparente espera.

—Llama a un médico Acassia. —le dijo al tiempo que subía las escaleras ignorando a las mujeres las cuales no le quitaban los ojos de encima y lo habían llamado en el proceso más de una vez. —¡Dolores! —gritó mientras recostaba a la joven en su cama y presionaba la herida haciendo que Khata soltara un grito de dolor. —Lo siento, lo siento tanto... ¡Dolores! —volvió a gritar con dirección a la puerta.

La mujer entro con rapidez y rostro asustado luego de correr desde la cocina hasta la habitación de Baran a causa de los gritos.

—¡Señorita Khata! —exclamó al ver cómo la sangre le había manchado toda la camisa. —¡¿Qué le paso?!

Khata ©Where stories live. Discover now