Capitulo 27

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Capitulo 27


—Khata. —la dulce voz de Celeste llamó su atención al momento que pasaba por de las cuadras con rumbo a la hacienda al salir del colegio.

Cargaba su mochila repleta de libros y el sudor le había pegado el cabello a la frente en su regreso. Ese día Baran no la había ido a recoger por algunos asuntos que le dijo tenía que resolver y esperaba por su bien que esos asuntos no tuvieran que ver con Rosio. Sí, estaba exagerando un poco con los celos pero le daba absolutamente igual. Se desconocía totalmente eso había que aclarar, porque jamás pensó que podía ser tan posesiva cuando de él se trataba. Era algo que le ganaba la partida, el solo pensar que alguien lo tocara como ella lo hacía la ponía enferma y de mal humor.

—Celeste que bueno verte. —se retiró un poco el cabello de la frente para verla mejor.

La mujer tenía una bolsas con aparente compras de hogar y se le hizo tan curioso ver cómo ella se encargaba personalmente de esas cosas, algo que jamás había visto por parte de Barbara en todos esos años.

—Tenía días sin saber de tí y la verdad es que me caíste muy bien. —le regaló una sonrisa cálida al decirlo. —Quería invitarte almorzar después, pero te veo un poco apurada.

—La verdad es que tengo muchos pendientes por terminar. —Khata respondió en tono de disculpa.

—Pero podría ser una merienda o algo rápido.  —se abanico con la mano al decirlo. —Hay mucho calor y está insoportable pensé también en preparar helado casero.

Khata meditó un par de segundos, la verdad no le parecía mala idea pero por alguna extraña razón no quería volver a pisar esa casa. Un cosquilleo le recorría el cuerpo de mala manera y por más que Keith se disculpo no podía olvidar lo que dijo acerca de su padre, aunque Celeste no tuviera nada que ver.

—La verdad no soy muy amante del helado. —mintió con una mueca de pena. —Lo siento.

—Una limonada puede ser. —propuso Celeste con rapidez.

Khata sonrió con nerviosismo al ver la insistencia de la mujer y sin poner alguna otra excusas aceptó la invitación. Sería algo rápido pensó con intención de darse ánimos.

—Está bien, supongo que será divertido. —soltó una pesada bocana de aire. —Le comentaré a todos en la hacienda para asistir a Barbara le parecerá una idea excelente.

—¡No! —se apresuró a decir. —Digo, es algo pequeño y no muy elaborado. Sé que Bárbara no le gustan esas cosas, puedes venir sola o con tu hermana Acassia si gustas, pero por favor no le digas a la señora Barbara.

El rostro de Khata cambió a uno de total confusión al escucharla.

—Pense que se llevaban bien.

—No me malinterpretes, Khata. —en ningún momento dejaba de sonreír. —Es solo que no coincidimos en muchas cosas y como te repito será algo muy pequeñito. Si no gustas venir sola puedes llevar a tu hermana, ella seguro estará encantada.

—Bueno, sí quizás le diga a ella. —comentó no muy convencida. —Me tengo que ir Celeste, debo estar para el almuerzo en la hacienda.

—Entiendo. —dijo la mujer con una sonrisa. —Nos vemos a las cuatro.

—Sí, ahí estaré. —le aseguró.

Se despidió un tanto incómoda y se apresuró llegar a la hacienda al sentir como el calor le quemaba la piel con mas fuerza.
Empujó las enormes puertas de madera para ingresar al interior y como de costumbre encontrar la soledad y el silencio en cada pasillo. Todo era diferente desde hacía un tiempo y sin querer decirlo en voz alta odiaba un poco el cambio, si no fuera por lo que ahora tenía con Baran ya se hubiera vuelto loca en ese lugar. Un lugar que gritaba el nombre de una sola persona por todos lados; Brandon Sandemetrio.

Khata ©Where stories live. Discover now