Capitulo 20

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Capitulo 20

Había faltado tanto en el almuerzo como en la cena de los Echeverria. Esa familia pasó de caerle de maravilla a no querer volver a verlos más en su vida, o bueno no sería exagerada, era algo que le había pasado con el mayor de los Echeverria.
Ni siquiera se molestaron en que ella no estuviera presente y era algo de esperarse a decir verdad, lo único que les interesaba era que estuviera Baran y él claramente no había faltado.

Baran... pensar en él la ponía demasiado mal. Khata empezaba a sentir cosas demasiado intensas que desconocía en su totalidad. Ese instinto de quererlo solo para ella estaba acabando con la poca cordura que le quedaba, pero ¿Qué más da? Igual ya había caído y le dejaría muy claro como serían las cosas si él quería seguir con lo fuera que tenían.

Miró el reloj en su mesita de noche ya eran las dos de la mañana. Se revolvía en la cama sin poder dormir, pensando en lo que había pasado entre ellos la última vez. Sus besos, sus caricias, su mirada. Baran era un hombre imponente y demasiado atractivo, eso le causaba un calor sumamente fuerte dentro de ella. Quería sentirlo aún más, aunque en ese momento estuviera molesta: lo necesitaba. Su cuerpo pedía a gritos que la tocara y su interior se calentaba como un infierno solo de pensarlo cerca.

Miró al techo de su habitación al momento que la puerta se abrió de golpe sin tocar dejando verlo un segundo después, ahí parado con su traje intacto y sus ojos oscuros mirándola fijamente. Su piel se le puso de gallina al ver cómo cerraba la puerta sin dejar de observarla.

—Vete. —dijo en un susurro muy claro para los dos.

Baran negó lentamente para luego quitarse el saco y dejarlo sobre su tocador con mucha elegancia.

—Vamos a hablar de una vez por toda. —su ronca voz hizo que Khata cerrara las piernas con fuerza.

Sí, lo deseaba, jamás pensó que podía sentir tal cosa por él, pero ahí estaba pidiéndole a gritos que la tocara, sin embargo no le daría el gusto. No después de ver las manos de Rosio sobre él.

—¡Que te vayas! —gritó al momento que se levantaba de la cama y caminaba en su dirección golpeando su pecho con furia.

Estaba temblando de la rabia y de la calentura por pensar en como tal vez el tocaba a la otra mujer sin que ella supiera.

—Quedate quieta. —le dijo al momento que la tomaba fuertemente de la cintura y la alzaba.

Olía a alcohol sus ojos se veían rojos y estaba empleando una fuerza que jamás había usado con ella. Una fuerza que en lugar de molestarla o asustarla, la estaba calentando demasiado.

—¡Que me sueltes! —pataleo mientras la tiraba a la cama y con furia le arrancaba el camisón dejándola en ropa interior. —No te atreves a tocarme. —dijo mientras notaba el estado del hombre.

Baran soltó una fuerte carcajada antes de quitarse la camisa de un tirón y tomándola de los tobillos la ubicaba a la orilla de la cama. El quedaba parado y desde su posición podía verlo aún más grande e intimidante.

—¿Segura? —dijo luego de posicionar su mano en el elástico de la fina ropa interior y la otra a un lado de su cintura sobre el colchón, quedando levemente cerca de su cuerpo. Sintiendo el calor de su aliento. —¿No quieres que te toque?

Khata respiraba agitada, estaba demasiado molesta y puede que sí se estaba comportando como una inmadura, pero es que no podía pensar con claridad. Jamás pensó que algo así le podía pasar solo por celos, y él solo la estaba provocando con cosas totalmente desconocidas para ella.

—Estoy enojada contigo. —dijo con la respiración entrecortada y el calor aumentando entre sus piernas al tenerlo de tal manera. —Ni se te ocurra ponerme una mano encima.

Khata ©Where stories live. Discover now