Charlie es un peculiar alfa solitario, el cual a pesar de su delicada y delgada apariencia, esconde una naturaleza salvaje y cruel, debido a que es un pura sangre.
Jamás ha sentido nada más allá de un vil y simple deseo por los omegas, ya que para é...
Charlie Krittin, es un peculiar joven alfa de veinticinco años, inmensamente rico y con mucho poder en la sociedad pues su empresa heredada de sus fallecidos padres, es una de las más influyentes en Tailandia.
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A pesar de su apariencia linda pues sus facciones son muy dulces y es bastante delgado, podría confundirse con un omega, beta o incluso un gamma, sin embargo esconde un ser pura sangre, el cual se vuelve doblemente feroz, incontrolable, cruel y despiadado en el sexo, siendo mucho peor mientras se acerca su celo.
...-¡Vístete y lárgate ya!- gruñó Charlie al omega en su cama, mientras se levantaba hacia su baño.
-Pero estoy muy adolorido, ¿no podría descansar un rato?- habló el rubio prostituto.
-¡Ni lo sueñes perra!—gruñó de nuevo este—... ¡solo te necesité para una maldita cosa y ya lo hicimos, así que coge tu dinero y vete de mi casa!
Para ese omega en concreto era la primera vez que acudía a la gran casona Krittin y tenía sexo con el fiero alfa pura sangre pero este ya había escuchado a sus compañeros de profesión, hablar sobre lo salvaje y cruel que era.
El prostituto se vistió con rapidez y tembloroso y tambaleante salió de allí lo más rápido que pudo pues definitivamente no quería que saliera del baño y lo golpease por no obedecer.
Charlie entonces se metió en la ducha para quitarse el olor dulzón del omega, el cual aunque durante el sexo llegaba a soportarlo pues su grado de excitación le turbaba el sentido del olfato, tan pronto esta se bajaba, le era imposible soportarlo.
Para él, el olor de los omega tanto si eran hombre o mujer le eran igual de empalagosos y por eso siempre terminaba por echarlos de malas maneras.
El joven empresario tenía que recurrir a ese servicio pues aunque era muy deseado y le sobraban las conquistas en su entorno, prefería liberar su salvaje instinto con un profesional.
Había heredado de sus padres gran parte de su inmensa fortuna, tras morir estos, junto con su hermana en un fatídico accidente de helicóptero, aunque en los años siguientes este lo había llevado a los más alto.
Era dueño de varias empresas dedicadas a la administración de hoteles, restaurantes, moteles y demás edificaciones turísticas y también era uno de los solteros más cotizados de la ciudad, por lo que todos los grandes empresarios querían casar a sus hijos o hijas con él y así unir sus empresas y dominar el mercado.
Los otros empresarios siempre lo asediaban con fotos e informes de sus hijos e hijas pero le era agotador pues no quería casarse,vaya que pensaba que eso del matrimonio no estaba hecho para él.
Sin embargo a Charlie solo le interesaba el sexo y no quería compromisos pues no creía en el amor, ni el matrimonio, por lo que le salía con esos chicos y chicas a cenar y demás citas protocolarias pero nunca dormía con ellos.
Trabajaba mucho y pasaba multitud de horas en su oficina, arreglando todos los problemas y pasando el tiempo de reunión en reunión, por lo que tenía que rechazar muchas citas, aunque de vez en cuando salía a distraerse a alguna fiesta o cena, necesaria para atar sus negocios.
A pesar de ser un pura sangre y muy activo sexualmente, nunca había sentido la necesidad de marcar a ningún omega, ni tampoco se le había despertado el celo sin ser su tiempo.
La mayoría de los omega que se follaba, los conseguía en una cara y prestigiosa agencia de su confianza, donde los mantenían limpios de enfermedades, libres de embarazos o adicciones, como drogas o alcoholismo.
Este pagaba bien los servicios de estos, así que los dueños le mandaban lo mejor que tenían, pasando así por su cama, todo tipo de omega hombre o mujer; rubios, morenas, pelirrojos, altas, bajas, delgados, rellenitos, nativos e incluso extranjeros.
Infinidad de omegas que no le hacían sentir nada más que un rato de placer, pasando la euforia del momento, la cual unas veces duraba toda la noche y otras simplemente unas horas.
Muchas veces daba largos paseos nocturnos por el gran jardín que rodeada su mansión, tenía mucha gente a su servicio pero jamás se había mezclado con ninguno de ellos, ya que su orgullo no le permitía ni siquiera pensar en tomar a una de sus doncellas o a su joven jardinero, a pesar de eso, le gustaba tener mucha belleza a su alrededor y observarlos.
Esa noche en concreto, tras salir de la ducha, este salió también al jardín y pensaba en lo que algunas revistas y periódicos habían dicho sobre él en las últimas semanas pues lo tachaban de arrogante y presuntuoso, además de otras difamaciones, como la de que su actitud más bien era de alguien que tenía miedo a enamorarse, por no dar la talla o simplemente porque tenía miedo al amor.
Él no se veía tan arrogante, ni creía que tuviese miedo alguno, simplemente era un alfa que no creía en la idea de que existía eso a lo que todos llamaban "destinado".
No creía que fuese real pues eso supuestamente sucedía cuando un omega y un alfa se encontraban y conectaban para siempre, de tal forma que el alfa a través de la mordida transmitían su dominio y que tanto el omega no podía vivir sin su alfa, como tampoco el alfa podía mantenerse alejado de su omega.
Había escuchado que los alfas solo pensaban en proteger a su omega de los otros alfas y sólo con ese omega alcanza el máximo éxtasis en la cópula.
No creía que existiese nadie así para él pues a parte de que todo el tiempo le molestaban sus aromas, sentía que todos los omega eran tan solo objetos de posesión momentánea.
Esa errónea educación era producto de su cruel padre, el cual a pesar de haberse casado con la omega que era la madre de Charlie, este había tenido muchas amantes a lo largo de su vida y le había inculcado a su hijo cosas como:
«Nunca te dejes atrapar, hijo...esas cosas del amor son puras patrañas de gente que prefiere creer en eso para siempre, por miedo a quedarse solo»
