o6.Simple

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Draco.

Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido.

Estoy completamente seca.

No tengo palabras.

Poco a poco has ido absorbiendo mi imaginación, mi cerebro, mi corazón.

Necesito de ti.

Se que tu también necesitas de mi.

__________ Stone.

Me estaba evitando, pero ahora no debía preocuparme por eso, las clases me mantenían ocupada. Las tareas, las explicaciones de Hermione, todo atraía mi atención, yo lo hacía a propósito, intentaba ser absorbida por las clases y el colegio.

Los maestros querían que hiciéramos hechizos sin hablar, cuando mi cerebro o mente recordaban a Malfoy rápidamente me ponía a repasar, su ausencia me tenía desconcertada, varias veces slughorn me había llamado la atención por estarlo mirando.

Creo que él realmente me había cambiado, Hermione no había vuelto a hablar de la vez que me vio llorar, pero aveces yo se que me miraba con lastima

No era para tanto, sólo él, bueno... no sabía nada, me sentía estúpida por estar así por alguien, pero al fin, nunca me había sentido así por alguien, el era el primero y esperaba que fuera también el último...

—Mierda ________, pon atención, ya van dos veces que la tentacula me quiere alcanzar—me dijo Seamus enojado.

—Lo siento, lo siento—le corte un tentáculo y un líquido asqueroso salió de el y nos salpico a los dos.

—No, no, niña, así no.—se acercó la profesora—ve por un recipiente, ya.

Mire alrededor para ver en donde estaban los recipientes, rayos, estaban justo atrás de Draco. 

Me arme de valor y camine hacia ellos.

Sentía ganas de darle un golpe y lastimarlo físicamente pero no lo haría, eso sería dejar el orgullo de lado, porque aunque lo golpeara yo sabría que lo habría hecho para llamar su atención y no lo haría, no podría vivir de su desprecio, pero tampoco de su ignorancia.

Estaba muy pegada a él, me pare de puntas para alcanzar el traste de hasta arriba, pero al jalarlo se me cayó en a cabeza, Goyle comenzó a reír.

—Nena, eso no se hace así.—me dijo.—estas muy pequeña para alcanzarlo—no paraba de reír, como si esto fuera muy gracioso, idiota.

Estaba enojada, y Goyle se reía, me estaba sobrando. Genial, que vergüenza. Entonces lo mire, ni una pizca de diversión en su mirada, ¿qué era lo que yo había hecho mal?.

—Yo lo hago como quiera, y no me digas nena.—regrese a mi mesa.

Seamus, se burló de mi, estaba tan molesta que le golpee el estómago descargando todo mi odio y se calló.

—¡Ouuuuh! —se tocó el estómago con ambas manos—maestra—dijo apenas audible — puedo...puedo ir... a la enfermería—tenía un hilo de voz.

—¿Qué le paso?—la profesora no lo estaba mirando.

—Es que...—fue lo último que dijo antes de caer desmayado.

Okay, golpe fuerte.

[...]

—Ya está mejor, pero, ¿Cuéntame como una cosita como tú pudo hacerle eso?—me pregunto la enfermera.

Me encogí de hombros.

—Cuando estoy molesta... supongo, ni yo lo sé.

—Pasa pequeña. Él esta despierto—me dedico una sonrisa llena de ternura y se retiró.

—¿cómo estás?.—me senté en el regazo de su cama, Él estaba despierto y aún se tocaba el estómago.

—¡Auch!.

— ¡Oh vamos!, no te pudo haber dolido tanto.

—Sacaste todo mi aire.

—Claro que no.

— ¡Me desmaye!

—Okay, tal vez sólo un poquito.

—No te perdono—se cruzó de brazos y volteó la cabeza indignado.

—No vine a pedir perdón, sólo vine a ver como estabas.

—Esta bien te perdonó.

—rei—te quiero seamus tonto.

—y yo a ti ________ idiota.

—¿quieres comer?—saque de la bolsa de mi túnica un pedazo galletas que había robado del comedor.

— ¡Me parece que si!—tomó una.

Después de estar mucho tiempo en la enfermería decidí que ya era tiempo de irme, realmente  me había alegrado un poco el día, era muy gracioso, siempre había tenido una buena relación con él, una de buenos amigos y aunque no éramos los mejores, nos llevábamos muy bien, siempre me hacía reír.

Todo el mundo estaba en el comedor, cenando, seguramente cuando llegará Ron ya habría acabado con todo, siempre lo hacía, por eso me gustaba más llegar temprano o antes que él al menos. Todo vacío, me encontré a una pareja de estudiantes compartiendo saliva, les grite algo como "Me acaban de quitar el apetito" y ellos no escucharon, seguí caminando, Peeves estaba mirando por detrás de una armadura esperando a que alguien pasará y como sabía que haría y no me apetecía lidiar con el tome otro rumbo, uno más largo, pase por el retrato de la señora gorda, y la salude, seguí caminando, estaba tan tranquilo el momento que me sentía muy cómoda, casi no había estudiantes, apenas comenzaba la hora de la cena pero ya estaba cerca y justamente en la esquina, cuando ya me faltaban unos pocos pasos para llegar a la puerta, estaba Draco. Sentado en el suelo, mirando a la nada, su cabello rubio despeinado, su mirada perdida, sus manos frías, lo sabía por la forma en que las juntaba, sus ojos grises tristes, me acerqué a la puerta y el me miro, se le iluminó la cara, y yo sólo lo mire.

No dijimos nada, no teníamos nada que decir, y al mismo tiempo todo, me habían hecho sentir la mujer más desdichada del colegio. Él era el ser más misterioso que conocía, siempre con el cuello doblado y la mirada perdida.

Apenas iba a abrir la boca. Pero no lo dejaría, no dejaría que me hablará, yo no era su juguete ni su distracción, no era cuando él quería si no cuando yo decía que ya era tiempo, y mi orgullo me decía que ahorita no necesitaba escucharlo, pero mi corazón gritaba y pedía a gritos que me quedará ahí, al final abrí las puertas y antes de que me dijera algo entre al comedor.

Había aprendido que era más fácil seguir a la cordura que al corazón, el corazón varias veces se equivoca, y yo no estaba como para probar si esta vez el se equivocaba o no.

Obligada. (Draco Malfoy) [Libro#1] °En Edición°.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن