Obligada. (Draco Malfoy) [Libro#1] °En Edición°.

45.Su sonrisa.

Draco Malfoy.

Te entregue mi corazón para que lo amaras, no para que lo lastimaras.

_______ Stone.

-¿Ya has bajado?- me pregunto Hermione entrando por la puerta de la habitación.

Yo arreglaba mi uniforme, Ya había hecho toda la rutina de la mañana.

-No, aún no, ¿Porque?- termine de acomodarme los zapatos y salir por la puerta.

-Hay algo de lo de aparición, lo pegaron la noche del domingo.- cerró la puerta detrás de ella y me alcanzó.

Aparición, Harry nos había contado lo que se sentía y no me parecía que fuera lo mejor del mundo aunque los gemelos se la vivían apareciendo de un lado a otro siempre y la vez que había ido al hospital con ellos no había sentido nada seguro por la emoción o por el miedo. Me encogi de hombros.

-Espero poder hacerlo a la primera.

-Yo también.

Bajamos a la sala comun, había mucha gente todavía abarrotada alrededor de donde se encontraba aquel anuncio, me metí entre todos hasta llegar al frente.

LECCIONES DE APARICIÓN
Si usted tiene diecisiete años de edad o mas, o tendrá diecisiete antes del 31 de agosto, usted es apto para un curso de doce semanas de Lecciones de Aparición con un instructor de aparicion magica del Ministerio. Por favor firme abajo si le gustaría participar. Coste: 12 Galeones.

Me acerqué a firmar, había visto ya la firma de Harry, Ron y Hermione sería divertido.

Luego de tardar un poco en salir de la bola de alumnos que se encontraban viendo el cartel, me acerqué a Hermione.

-Listo- musite.

-Bien, vamos a desayunar- miro el reloj- si no nos apuramos llegaremos tarde a transformaciones.- hablaba inquieta y de un jalón me saco de la sala común para llegar al comedor.

El gran comedor ya estaba atiborrado de alumnos desayunando, me senté en algún lugar vacío alado de Hermione y Seamus quien comía mientras leía alegremente un ejemplar del quisquilloso.

-Ay algo que no te eh dicho- tome un aderezo para untarlo en mi ensalada.

-¿Que es?- me miro como si hubiese cometido el error más grande.

-Mis padres llegaron a media noche a mi casa el 26- sonreí mientras engullia la ensalada.

Lo sentí sonreír, el estaba sonriendo detrás de mi, entonces me giré despacio para verlo, efectivamente era el, Draco Malfoy, estaba detrás de mi, mirándome y sonriendo, como si nada hubiera pasado.
Torci. La boca y regrese a mi estado habitual, sin nervios, sólo estaba agitada y esta vez demasiado molesta como para comer lo que quedaba de mi ensalzada.

Hermione seguía mirándolo, ella no había cambiado la posición y no se giró hacia mi hasta que el ya estuvo sentado en su mesa de Slytherin.

Si algo había que agradecerle era que me había dicho la verdad acerca de mis padres, la única verdad, pero seguramente había sido sólo para persuadirme.

Ella no me dijo nada, y yo seguía pensando y pensando.

Termine de desayunar para levantarme eh irme a transformaciones, mi mente vagaba en blanco, no pensaba en nada y aunque Hermione me hablaba yo simplemente no podía borrar aquella mirada, ni aquella sonrisa.

Narrador omnisciente.

Draco se levantó de la mesa justo después que ella. Camino despacio para no encontrarse en el camino, seguía sonriendo, las ojeras habían desaparecido un poco aunque en las vacaciones no había podido dormir ni un poco pensando en que haría para arreglar el armario.

Seguía caminando, Zabini no se había presentado al almuerzo porque estaba terminando un trabajo, estaba solo, por ahora.

-¡Hey Draco!- era el, se acercó corriendo hasta donde Draco se encontraba.- Te eh estado buscando- dijo cansado, respiró profundamente.

Blaise venía sudado y algo pálido, hacia frío y correr no ayudaba, se recargo en sus rodillas y aspiro mucho aire, para cuando recobró la compostura dijo:

-¿Ya hablaste con ella?- en su voz había cansancio, se limpió la frente con la túnica.

-No- le dijo seco, cada vez que miraba a Blaise, sentía sus puños arder, aún recordaba el verlo con ______ y cuando ella le besaba la mejilla.

-Ya te explique que ella no me gusta, ni yo...- se quedo callado, Draco asintió, Blaise era su amigo, no tenía porque engañarlo.

-Lo sé, lo sé. Pero es que ella- frustrado paso sus manos por su cabello- Escuche esta mañana que sus papas volvieron sanos y salvos el 26- comenzó a caminar apresuradamente Ya que se hacía tarde para la clase.

-Eso era obvio- le dijo alcanzandolo.

-Lo se- cerró los ojos- aún no terminó, yo... yo no pude evitar sonreír, Blaise lo peor es que estaba detrás de ella.

Blaise lo miro divertido.

-Ella se dió cuenta- dijo sacando sus propias conclusiones.

Draco asintió, no pudo evitar sonreír de nuevo.

-Me siento tan idiota.

-Porque eres un idiota.

La puerta fue abierta por Draco, pasaron a sus asientos evitando ser vistos por la profesora.

-No, no, Neville, no es nada placentero.- le aclaró Harry por milésima vez.

-¿Apoco, se siente asi?- Seamus se había desanimado un poco al preguntar aquello.

Harry asintió.

-De todas formas, creo que yo podría pasar a la primera- Dean se había unido a la plática.

-Mi primo lo paso a la primera y es un reverendo idiota- dijo Seamus- se la vive molestando.

-Chicos- ______ llamo la atención de todos.

Hermione estaba roja de la molestia que sentía al no poderse concentrar por aquella plática tan prominente.
Les hizo una seña apuntandola.
Ellos entendieron y se quedaron callados al menos unos momentos para después seguir con aquella plática.

Ella podía sentir su mirada, le estaba quemando la nuca con aquellos ojos grises.

-Deja de mirarla- le dijo Blaise.-Draco sacudió la cabeza saliendo de su trance.-pareces acosador- soltó una carcajada.

Recibiendo una mirada amenazante por parte de su amigo.

-No puedo- suspiro- tengo que hablar con ella.

-¿Cuando?- la campana sonó dando la señal que Draco esperaba.

-Ahora.

Y la vio, acomodando sus libros, sabía que ella esperaba a que el saliera para poder irse sin necesidad de cruzarse, pero Draco la conocía tan bien que podía saber lo que pensaba sin leer sus pensamientos.

Salió después de despedirse de Blaise para esperarla afuera en un lugar específico en el que no se pudiera notar que estaba esperando afuera desde dentro del salón, para que ella no se diera cuenta y pudiera caer en la trampa.