2.11

656 54 0
                                    

Resumen, de estos días.

Mi novio se ha estado recuperando poco a poco. Mis padres lo adoran, mis hermanos y primos también. Sabía que así sería, aún así. Ha sido molesto tener que lidiar con ello.

Por otro lado, mis negocios con la Bratva han finalizado, me he vuelto millonaria y planeo vivir cómodamente a partir de ahora.

Bueno, miento, saben que no puedo evitar querer hacer cosas. Quiero seguir estudiando. Quiero trabajar con Spencer. Ya que no había nada que nos separe en estos momentos.

Hasta que conocí al jefe de la mafia albanesa y su matrimonio con una de mis mejores amigas. Me ha llevado a involucrarme en los negocios de aquella organización.

Sin embargo Drago no es mala persona, solo es desconfiado como la mierda. Eso me está dando migrañas cada noche.

"Hola" susurré mientras me metía en la cama, junto a mi adorable novio que leía un libro que realmente no me di el tiempo de ver la portada.

"Hola pequeña" beso mi frente, acariciando mi cabeza a medida que pasaba las hojas.

"Hay algo que debo decirte"

"¿Que es?" Paro de pasar páginas. Poniendo todo su atención en mi.

"Estoy embarazada" lo venía sospechando desde hace 3 semanas, pero había pensado que la falta de mi periodo se debía al estrés de la Universidad y el trabajo.

"¿Que?" Se sentó en la cama, haciendo que rodara junto a él.

"Tengo dos meses"

"¿Que?"

"Bueno, te acuerdas de esa vez en mi casa, antes de ir a la Universidad cuando... Ya sabes, tuvimos un rapidin en la cocina, ¿lo recuerdas?"

"Si..." Lo vi sonrojarse, reí.

"¿Estás feliz?" Sabía que lo estaría, pero aún así, tenía miedo.

"Estoy extasiado" sus ojos brillaban, su sonrisa era enorme. Jamás lo había visto más feliz.

"Te amo"

"Te amo" se acercó a besarme.

Entonces el beso escaló poco a poco. Ya estaba mejor del golpe del disparo. Y según había escuchado. El doctor le había dado de alta.

Sus manos se apresuraron por todo mi cuerpo, acariciando cada centímetro que nuestra posicion lo permitía. Sus labios dejaron pequeños besos en todo mi rostro. Haciéndome sonreír.

"Te necesito Spencer" pedi, mis caderas alzándose, golpeando mi pelvis con la suya. La fricción me hizo gemir.

"Paciencia pequeña" murmuró contra mi cuello, su mano abriendo lentamente el top de cierre que había usado ese día. El aire que llegó a mi pecho hizo que jadee. Mire en su dirección, sus ojos brillaban con deseo al ver que no traía brasier "eso explica el porqué estaban más grandes" lo mire confundida.

No dijo nada más o tal vez yo mi mente no le puso atención. Su boca estaba devorando mi seno izquierdo. Por instinto, mis manos fueron a parar a su hermoso cabello rizado. Acariciando su nuca en el proceso.

Se alejó un momento para sacar mi pantalón junto con mi ropa interior roja, lo vi morder su labio antes de quitarla por completo.

Sus besos fueron bajando desde mi esternón, pasando por mi ombligo y detenidose en mi entrepierna. La espeta me hizo mojar. Más no acercó su boca a mi clitoris. Solo se quedó ahí, soplando aire a mi humedad. Me estremecí, estaba por decir algo, pedirle más bien. Cuando senti su largo dedo entrando en mi interior. Gemi.

Los movimientos eran lentos, su respiración aún golpeando contra mi sensible raja. Me estaba torturando.

"Spencer Reed, si no me penetras en este mismo instante me volveré loca" mastique cada palabra. El sonrió. Volvió a ponerse sobre mi, devorando mis labios. Mis manos se dirigieron a su espalda, acercándolo mas a mi. Si eso fuera posible.

Se alejó para bajar su pantalón y acomodar su miembro en mi entrada. Me sentí vibrar en anticipación, volvió a bajar para besarme antes de penetrarme con fuerza. No pude evitar gemir en alto.

Daba gracias que nos encontramos en mi departamento en New York. Porque hubiera sido muy vergonzoso que toda mi familia escuchara aquel gemido alto que salió de mi boca, desde el fondo de mi garganta. Por el placer que inundó mi cuerpo al sentirlo llenando mi interior. Era ancho, así que mis paredes lo rodeaban por completo.

"Me encanta estar dentro de ti mi amor" gimió contra mi oido mientras su cadera se movía lentamente. Despacio pero con fuerza. Era una tortura pero no dije nada, quería disfrutarlo por completo.

Mis manos se metieron debajo de su buzo gris y aruño su espalda cuando sentí como subía de intensidad sus embestidas. Mi boca no paro de soltar gemidos. Podría asegurar que con facilidad, los vecinos pensaran que era una actriz de pornografía. Sin embargo, era imposible no hacerlo. Mi cuerpo reaccionaba al suyo.

Mis dedos de los pies contraídos, mis dedos incrustados en su espalda. Su miembro tocando cada parte de mi interior. Me sentía extasiada por el torbellino de sensaciones que mi cuerpo experimentaba.

Su cadera chocaba contra la mía, duro y sin piedad. Como me gustaba que fuera así. Su mano izquierda subió por mi pecho hacia mi cuello. Apretando con la cantidad justa de fuerza para hacerme sentir en el límite, el aire apenas entraba por mi boca. Solo que no de debía a la mano de Spencer en mi cuello. Si no se la intensidad con la que sus caderas de movían para penetrarme.

"Me voy a venir" gruño contra mi oreja. Mi boca no pude articular nada más que un profundo gemido. Sus manos levantaron mis muslos y volvió a recortarse. Mis piernas tocaban mi pecho. Pero podía sentirlo más profundo en mi interior.

La velocidad con la que inició una nueva ronda de embestidas tras el cambio de posición de mis piernas me hizo perder la cabeza. Mi boca de abrió soltando los más sucios gemidos que jamás he podido soltar. Podía sentir como el orgasmo se formaba en mi vientre bajo.

El de Spencer también pues sus caderas atacaban las mías cual pelea por venganza.

"¡Si, si, si, si, si!" Casi grite aquella palabra de dos letras "ya casi"

Y de pronto explote, en un remolino de placer y éxtasis. Mi cuerpo comenzó a convulsionar. Que los gemidos de Spencer al terminar solo lograron intensificar mi orgasmo.

Era una mezcla entre gemidos y gruñidos. Tan primitivo como sensual. Ese corto momento en donde aquellos sonidos salían de el. Eran mis favoritos. El era mi parte favorita de la vida.

"Te amo" murmuré, acariciando su espalda. El aún dentro de mi "me encantas" lo mire a los ojos. Me sonrió.

Solo entonces y en ese momento. Supe que no habría ninguna más más perfecta que el encima de mi, sudado por hacerme suya y con la sonrisa más perfecta del mundo.

Lo amaba, lo amaba como a nada en el mundo. Porque fue en ese momento. Mientras nuestras respiraciones agitadas se mezclaban y nuestros labios se extendían en una sonrisa.

Que supe que jamás sería tan feliz como en sus brazos. Con el dentro de mi. Con nuestros cuerpos entrelazados. Habiendo sido poseida en cuerpo y alma.

Fue en ese segundo, minuto... Que lo entendí, que lo supe.

Yo era total y completamente de Spencer Reid. Que no había nada que no haría por aquel hombre. Que le podría dar mi vida con tal de que el mantenga esa sonrisa. Porque no había nada en mi que no fuera suyo. Me incluía.

Autora:

Fue un largo camino, pero lo disfruté al máximo. Espero que ustedes también.

Nos veremos en mis próximos proyectos.

Con amor

Rose 🌹

CaissaWhere stories live. Discover now