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"Está bien Lucía, ¿sabes dónde está tu tía?" Te agachas frente a la niña de 4 años mientras la interrogas. Ella sacude la cabeza y abraza a su panda más cerca de ella. Se podía ver la tristeza en sus ojos; todas sus amigas ya se habían ido con sus padres o tutores, pero la bebé Lucía aún no estaba. Entendías que su padre era un hombre ocupado, por lo que su tía normalmente la recogía. Parecía que hoy llegaba tarde.
Intentas distraerla. "¿Cómo está el Sr. Bamboo?" preguntas, sonriéndole, esperando que ella te devuelva la sonrisa. Ella lo hace. Una brillante sonrisa con dientes florece en su rostro. "¡El Sr. Bamboo es tan genial!" exclama, con los ojos brillando intensamente, "¡Él me protegió del monstruo anoche!"
"¿Monstruo?" preguntas, diversión bailando en tus ojos. Ella asiente rápidamente y su expresión cambia. "Había un gran monstruo debajo de mi cama", dice, con los ojos muy abiertos y la boca ligeramente abierta. Ella usa su mano para mostrar el tamaño del supuesto monstruo, el Sr. Bambú colgando de una de sus manos.
"¿Y qué hizo el señor Bamboo?" preguntas, copiando su expresión. "¡Él los asustó!" Dice, lanzando los brazos al aire.
"Uhm." Giras la cabeza hacia la puerta cuando escuchas que alguien se aclara la garganta.
Allí estaba un hombre alto, con una chaqueta roja brillante y el pelo un poco desordenado. "¡Papá!" Exclama Lucía, corriendo hacia el hombre con los brazos abiertos. Se agacha y abre los brazos para recibir a la niña. "Hola, cariño. ¿Cómo estuvo tu día?" Le sonríe a su hija y le coloca el pelo desordenado detrás de las orejas. "¡Mario me pidió que fuera su novia otra vez! Le dije que no me gusta y él comenzó a llorar y solo se detuvo cuando el Sr. [N] lo abrazó", continúa divagando, antes de detenerse de repente.
