43. ¡Regalos!

418 24 6
                                    

La semana pasa más rápido de lo que me hubiera gustado.

Axel y yo nos hemos hecho más cercanos, voy a entrenar casi una hora antes de que comience la clase y él me ayuda a mejorar.

Entre golpes hemos hablado de muchas cosas, como de su primo, el cual él adora y quiere como un hermano, de su pasión por el boxeo y como lo ayudó a salir de un mal momento en su vida.

Una vía de escape, como también lo está siendo para mí.

Hablamos de nuestros gustos musicales, Axel adora el rock y me ha recomendado varias canciones que he añadido a mi playlist en cuanto las he escuchado.

Todavía no me he atrevido a preguntarle sobre competir. No ha insistido más y yo lo he pensando mucho. La curiosidad me puede, quiero ver hasta que punto puedo llegar. Quiero hacer algo más que meterle golpes a un saco.

—¿Y por qué boxeo y no pilates por ejemplo? —Pregunta cuando impacto mi guante en su manopla.

—Esto me ayuda a sacarlo todo afuera. Y no me gusta el pilates.

—Eso está genial. El pilates es para señoras divorciadas y adineradas.

Detengo mis golpes y lo miro durante unos segundos hasta que estallo en risas por aquel comentario.

Una cosa que también he descubierto de mi entrenador de boxeo es que es un chico con un humor muy... peculiar.

Cuando se comporta como profesor es serio y estricto, pero cuando estamos solos se relaja y saca su lado divertido que aunque no me guste admitirlo, me hace reir mucho.

El peliblanco alza su brazo hacía mi dirección, pero debido a las carcajadas que salen de mis labios no me da tiempo a esquivarlo así que me llevo literalmente, un buen guantazo.

—EH! —Grito perpleja ante aquellas confianzas.

—No estás atenta. —Responde con tono burlesco.

Niego con la cabeza, este tío no tiene remedio, pienso.

Seguimos con la combinación de golpes una vez me recompongo, pero Axel aprovecha cada golpe para hacerme una pregunta.

Hasta que llega a la pregunta que no quiero contestar.

—¿Qué te ha pasado para que estés así?

No puedo evitar detener la combinación de golpes y suspirar.

Sé a qué se refiere, también sé que no tengo porque contestar si no me apetece pero, Axel se ha vuelto en esta semana una vía de escape, alguien que me hace reír y no acordarme de todo el caos que rodea mi vida.

Es alguien externo a todo mi entorno, alguien que no tiene que ver con Jaden.

—Es muy complicado de explicar. —Respondo, poniéndome en guardia de nuevo para asertar nuevos golpes.

—Tenemos tiempo — Axel dirige su mirada oscura a mi rostro. Tiene las facciones relajadas y denota curiosidad por saber más.

No tengo porque darle nombres ni entrar en detalles.

—Tuve algo con un chico y después me dijo que me alejara de él, que no podía quererme. —Es un buen resumen exceptuando lo de Isabella que sólo complica más las cosas. —Soy imbécil.

Saber que Jaden ha sido la única persona que me hace perder el control sobre mi misma me hace temblar.

No logro pensar con claridad cuando su presencia lo invade todo.

Me vuelvo débil, con los sentimientos que estaban guardados bajo llave saliendo sin control. Y admitir que lo que siento por él va más allá de un simple revolcón, me da miedo. Me asusta.

El deseo de odiarte por siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora