49. Teorías

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Jaden me abraza con fuerza contra su pecho, su respiración y la mía van al compás, calmadas y relajadas.

Después de haber tenido el mejor sexo de mi vida, con la persona que amo, me siento en una nube de felicidad. Todos los problemas parecen haber desaparecido y no quiero pensar en ellos.

Pero no puedo controlar mi mente.
Tengo una deuda con Amanda, una deuda que debo cumplir para salvar a Jaden antes de perderlo para siempre.
Sé que él no aceptará que yo pelee, intentará alejarme de esto y seguir metido de mierda hasta el cuello.
Pero no pienso decirle nada. Es una discusión perdida, aunque posiblemente se acabe enterando tarde o temprano. Espero que sea tarde.

Va a ser algo complicado de ocultar. Jaden debe seguir peleando para Amanda lo que queda de año y después estará libre para siempre mientras yo sigo peleando.

Debo tener cuidado, sé que esto es una manera de mantenerme controlada, de hacer que Jaden sufra las consecuencias de haberme elegido sobre ella, pero no se me ocurre mejor manera de enfrentar este problema.

Parece que Jaden también está pensando en toda esta situación cuando susurra sobre mi cuello.

—¿Qué habéis hablado tú y Amanda?
Me giro para mirarlo a los ojos. Odio tener que mentirle. Decirle la verdad sería lo mejor, lo va a saber joder, pero no soy capaz de formar la frase.

—Me ha amenazado de varias formas. —Y no miento, al menos en eso. —Pero no ha servido de nada, no pienso alejarme de ti. —Le informo.

Jaden sonríe y me da un beso en la frente mientras su agarre se acentúa en mi cintura.

—No quiero meterte en esto Lena. —Su voz es un susurro. —No quiero que descubras este mundo, no quiero que me veas pelear. No quiero corromperte.

—No pienso mantenerme al margen. —Le advierto. —Estamos juntos en esto.

—¿Por qué me ha dicho que es un placer hacer negocios contigo? —Pregunta mientras frunce el ceño.

Cojo aire, joder.

—He conseguido que sólo tengas que pelear para ella este año. Los siguientes no tendrás que hacerlo.

—¿Qué? —Jaden me suelta y se sienta en la cama. Intento mantener la calma. —¿Cómo lo has conseguido? ¿Qué te ha dicho?

—Me dijo que tenías una deuda de sangre con ella. ¿Sabes si tu hermano...?

—No. —Me corta mientras niega con la cabeza. —Thomas no estaba metido en esta mierda. Ni de coña.

—¿Y entonces por qué la deuda de sangre? —Pregunto.

—Yo qué coño sé. La única deuda que tengo con ella es que firmé un jodido contrato que me ataba a pelear durante 3 años. Ni siquiera lo leí, estaba hasta arriba de droga.

Me estremezco al pensar en un Jaden tan perdido en la tristeza como para necesitar desahogarse peleando e infringiendo daño tanto a él como a otras personas.

—¿Cómo murió tu hermano? —Pregunto antes de contarle que vi a Amanda frente a la tumba de Thomas. Sin duda lo conocía, aunque no estaba segura de que él hubiera estado metido en todo este lío y si esto tuvo que ver con su muerte.

Jaden me mira confuso, no entiende porque le pregunto sobre su hermano en estos momentos, pero suspira y pierde la mirada en la pared.

—Ese día Thomas salió con unos amigos, estuvo todo el día fuera mientras yo me quedé en casa. Me llamó a la 1 de la madrugada y cuando lo cogí, uno de sus amigos me dijo que tenía que ir a donde estaban. No tardé ni 5 minutos en vestirme y en coger el coche hasta la dirección que me habían mandando. —Hace un pausa mientras traga saliva y me incorporo para poner una mano sobre su hombro. —Llegué a un almacén abandonado y lo único que vi fueron las llamas que lo consumían. Sus amigos me alertaron que Thomas estaba dentro y joder.

El deseo de odiarte por siempre.Where stories live. Discover now