3. Stephanè

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Antes

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Antes

Estaba entonces en medio de un mausoleo el monumento de un ángel llorando. Si te hubieras dado cuenta de que el aire estaba triste y el cielo parecía querer caerse a cántaros...

La chica de ojos tristes ni siquiera volvió la vista a la salida. Había estado ahí hace dos noches, pero aún no lo comprendía del todo por qué estaba en ese lugar.

¿Quién en su sano juicio atravesaría aquel fantasmagórico sitio cerca de medianoche?

Solo un alma en pena, en busca de recuerdos ó una chica que estaba perdida hasta las raíces.

- ¿Cómo te llamas? - preguntó.

De espaldas, sentado en la sepultura de piedra mojada y oscura, un chico de piel pálida y cabello oscuro se volteó hacía la voz que acaba de hacer su pregunta. La miró y la reconoció enseguida, no estaba seguro del por qué estaba ahí, en medio de la noche después de la tormenta y se preguntó si esta chica sería también un espectro o una demente.

- ¿Quién eres tú? – La chica sonrió con desgana, con tristeza y con nostalgia.

–Yo te pregunté primero- le contestó.

El chico levantó las cejas con el ceño fruncido y ella lo observó detenidamente.

Bajo la inmensa luna que les acompañaba vigilante y observadora, se iluminó aquel pálido rostro y la chica pudo notar el rastro de un llanto en las mejillas del chico.

- ¿Por qué? ¿Por qué quieres saberlo? -le contestó limpiándose sus mejillas con sus larguísimos y cadavéricos dedos- Hace mucho que nadie viene aquí, ¿Por qué quieres saber mi nombre?

¿Por qué quería saberlo?

¿Por qué estaba ahí?

- Yo...

Comenzó la chica, pero no tenía respuesta, el chico lo notó. El silencio se prolongó y al final ambos soltaron un suspiro.

En sus miradas había algo que se invitaban a entenderse, a tratar, a perderse...

Y cuando ella se atrevió a decir algo, el sonido fuerte y melodioso de las campanas la interrumpió.

Medianoche.

-Me tengo que ir- le dijo a aquel pálido joven, mientras torpemente saltaba unas cuantas sepulturas para acortar camino.

Él la observó alejarse y mirando al cielo estrellado, la pálida luna le susurró en silencio.

- Stephanè- dijo. La chica que se encontraba ya unos pasos más adelante, se volvió confusa-, es Stephanè mi nombre.

-Stephanè- susurró acariciando las palabras, el chico se estremeció al escucharla, ella sonrió-, qué nombre más raro.

- ¿Volverás? - se atrevió a preguntar, ella que se encontraba ya en el camino le observó con cierto brillo y entonces asintió.

Y mientras el repicar de las campanas se oía por todo el cementerio, Step sintió como de alguna manera, aquel lugar donde alguna vez tuvo un corazón se sintió pesado y lleno de algo que los mortales denominaban, esperanza.

El Chico del CementerioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora