21. Sam

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Antes

- ¿Pero por qué ella?- dijo Brandon, su mejor amigo– Todas andan detrás tuyo y tú vas y la eliges a ella.

–Basta Brand–le contestó, la verdad ya lo tenía un poco hastiado con su actitud discriminatoria. El chico de las múltiples pecas metió las manos en sus bolsillos mientras caminaba rumbo al estacionamiento de la escuela desde lo alto del cielo, un estruendoso relámpago atravesó el firmamento. Una gota resbaló desde el inicio de su frente hasta deslizarse a su punta de la nariz, Samuel arrugó el entrecejo.

–¿Qué tiene de especial?–insistió él siguiéndole el paso con esfuerzo, después de todo su amigo no estaba para nada en forma y seguirle el paso a un atleta como Sam era difícil. - Yo no le veo ninguna ventaja, amigo.

–¿Ventaja?–Brandon hablaba como si fuera una garantía tener una novia, Sam lo miró con asco en la mirada ¿Desde cuando su amigo era un imbécil? –¿De qué hablamos? ¿De una carrera o de mi novia?

Brand boqueó con los ojos bien abiertos, notablemente sorprendido.–¡¿Ósea qué si es tu novia?!

La mano de su amigo tapo de inmediato su boca, mientras miraba a los alrededores algunos de sus compañeros se los habían quedando mirando pero en cuanto Sam les sonrió con amabilidad los saludaron y los dejaron en paz de nuevo– ¿Quieres bajar la voz?– le dijo, Brand asintió repetidas veces y entonces Sam lo soltó– No es mi novia...aún.

–¡¿Aún?!

–Se lo voy a preguntar hoy...

-¡No!– lo interrumpió de nuevo–Por lo que más quieras no ¿No lo ves?

–¿Ver qué?– preguntó mientra cambiaba de acera, las gotas caían ahora sin tregua mojando los cabellos pelirrojos del pecoso, aquella tarde seguro y había una tormenta horrible.

–¿Cómo que qué? Aún puedes escoger a alguien más. Alguien como nosotros...

– Okay- dijo cabreado– Ya basta, escucha Brand ¡No es tu problema! ¿Bien? Ahora te agradecería que me dejarás en paz.

–Pero...

Pero Sam ya se había adelantado. Caminando con la vista fija a sus zapatos, pensando en lo idiota que a veces era su amigo y todo el pueblo ¿Qué más daba con quién andase él? Nadie lo conocía realmente, no como ella. Para todos en la escuela él era Samuel Castillo el amigo de la infancia de Mariana, para todos allí era el chico que sacaba dieces y que era amable con todos, que le gustaban los deportes que era buen atleta y que tenía dinero suficiente para tener una buena universidad incluso fuera del estado.

Todos ellos conocían al Sam que había construido con el paso de los años, ese que sus padres se habían encargado que fuera, Samuel Castillo era más expectativas que una persona.

¿En dónde había quedado él?

¿Entre que gente, entre que caras, entre que peticiones? Casi no se reconocía realmente ¿Le gustaban las leyes  para estudiarlo como sus padres querían? ¿Tenía la obligación de gustarle una chica como Mariana, guapa, inteligente "de su círculo de amigos" ?

Hasta cuando... ¿ Hasta cuándo podría ser él mismo?

 ¿ Hasta cuándo podría ser él mismo?

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El Chico del CementerioWhere stories live. Discover now