42. El Chico del Cementerio

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6 de Mayo, 1862

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6 de Mayo, 1862

Y la muerte no tendrá dominio.
Por que en mitad de las raíces muertas, comenzaría las leyendas. De dos amantes que por su valentía, estarían destinados a pertenecer a raíces, árboles y pilas de mausoleos.

En medio de toda aquella espesura de colores marrones y verdes una joven corre sobre sus faldas, adentrándose peligrosamente al bosque, detrás de ella como susurros entre las ramas se escuchan las voces de ancestros que perdieron la vida y más allá, cerca del pueblo el lamento de un muchacho que le han robado la juventud.

–¡Corre Marie!– se escucha en el bosque– ¡Corre!

Y la chica lo hace, aunque tropiece con las ramas y raíces, aunque de sus mejillas rueden cristales que puede jurar, se ven exactamente como las saladas lágrimas.

–¡Eres una vergüenza! – Stephanè Moulian rodó por el lodo, su padre se había librado de su agarre y había recuperado velozmente su arma

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–¡Eres una vergüenza! – Stephanè Moulian rodó por el lodo, su padre se había librado de su agarre y había recuperado velozmente su arma. Step cayó de costado y sintió como su propio peso lastimaba sus costillas, un dolor agudo le pinchada su flanco derecho hasta casi dejarlo sin aire. Su padre lo miraba desde lo alto–¡No mereces portar el apellido Moulian!– y en cuanto notó como su hijo trataba con las pocas fuerzas que le quedaban levantarse, Gastón pateó con fuerza sobre él, Step se sintió a morir–¡¿Por que simplemente no eres como tu primo?! ¡Eres un Marica!– y de nuevo las botas de su padre se impactaron sobre él, Stephanè ya ni siquiera trato de levantarse...

– Marie...

–¡Me encargaré de esa insolente!– Y le creyó, sabía que a penas terminará con él iría tras María. Lo veía en sus demenciales ojos, Step hizo una mueca dolor sintiendo sus costillas rotas, no por las heridas físicas si no más bien de impotencia. Sabía muy bien que sobrevivir sería un milagro y si lo hacía vivir sin Marie era aún peor.–¡No eres mi hijo! Nunca lo fuiste realmente, mi hijo nunca sería un cobarde y un traidor...

El corazón fragmentado del chico terminó por romperse por completo, Gastón se acercó lo suficientemente cerca para que lo escuchara fuerte y claro.– No sabes cuanta decepción sentí cuando te vi salir vivo de aquel campo. No sabes lo frustrado que me sentí cuando te vi escapar, pero esta vez no cometeré el mismo error.

El Chico del CementerioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora